Nosotros Eventos columnas Sociales

coNTRALUZ

CHATGPT Y CRISIS

Un titular induce a la reflexión: "Mi hija habló con ChatGPT antes de quitarse la vida".

La inteligencia artificial ha ido creciendo en forma exponencial en los últimos años. Viene a posicionarse como una parte fundamental del círculo íntimo de muchas personas, en particular si se hallan solas. Recuerdo cuando el surgimiento de Alexa en 2018 para México, en breve tiempo pasó de ser un receptor de órdenes humanas que respondía con precisión, a convertirse en compañía para muchas personas. El hecho de que respondiera de inmediato a lo que se le ordenaba proporcionaba a los usuarios una sensación de acompañamiento que, en su momento, no habrían tenido ninguno de los otros aparatos eléctricos. La persona que no podía interactuar con la plancha o la licuadora, y ni siquiera con el televisor, ahora sí podía establecer una comunicación con este aparato digital que se ajustaba a las necesidades de su dueño.

A partir de entonces, y con la evolución de la tecnología, ChatGPT y la inteligencia artificial han sentado sus reales dentro del hogar, y son capaces de contestar dudas sobre los cambios climáticos: por qué variaron los precios de un jugo de frutas; qué combina mejor con determinada pieza de vestuario, o generar un apoyo en el estudio de determinadas materias. La eficiencia del aparato nos lleva a sentir simpatía por el mismo, y tal vez hasta llevarla al siguiente nivel.

Conozco varias personas en grupos de mi edad que reconocen platicar con su dispositivo, al grado de mantener una conversación de varios minutos respecto a un tema específico. Funciona como un recurso de acompañamiento para personas que, de otra suerte, estarían solas. En grupos de adolescentes no conozco directamente casos, pero la lógica nos lleva a suponer que ocurra algo parecido: el chico o la chica sienten su soledad acompañada por un aparato que no los cuestiona ni los rechaza, como probablemente sienten que sucede de parte de otros humanos.

Cuando hablamos del proceso educativo de nuestros niños y jóvenes, solemos asumir conceptos a ojo de pájaro, sin la debida formalidad. Suponemos que la educación la va a proporcionar la escuela, cuando en realidad es el hogar el que sienta las bases firmes y definitivas de lo que el menor va a absorber más adelante en las aulas. Es ocioso esperar que los maestros o los directivos del plantel desempeñen las funciones que corresponden a los padres de familia.

Otro concepto que se nos escapa considerar en su justa medida es el relativo a los dispositivos digitales que utilizan nuestros chicos. El que un joven pase 6 u 8 horas de su día con la mirada puesta en una pantalla no significa que todo funcione perfecto en su entorno. O lo hace porque no halla nada atractivo en el mundo real, o porque es un mecanismo de escape de algo doloroso que busca evitar. Algo similar podría ocurrir con los asistentes virtuales que llegan a convertirse en la única o la mejor compañía para un chico o una chica.

Poder expresar lo que se siente; solicitar un consejo abiertamente, a sabiendas de que no va a ser reprendido, constituye con seguridad algunos de los motivos por los que el chico entabla un diálogo con ChatGPT para romper esa sensación de soledad. Una soledad que muchas veces no encuentra cómo expresar. Lo exterioriza mediante el enojo o el retraimiento, signos que tal vez sus padres no puedan traducir, de modo que el joven, lejos de resolver su conflicto, lo profundiza. Una máquina sí lo escucha y lo aconseja, pero se trata de una caja de circuitos incapaz de incluir la parte espiritual de quien recurre a su consejo.

Siempre ha sido complicado abordar adolescentes; máxime en estos tiempos en que hay tantos factores externos que impiden o distorsionan la comunicación entre generaciones. Pero la soledad está allí, la soledad lacerante que los lleva a conductas muchas veces perjudiciales para ellos. Lo hacen porque simplemente no saben cómo lidiar con el problema. Pero eso sí, ChatGPT definitivamente no es la solución.

Vaya un llamado a fortalecer la comunicación humana en todos sus aspectos, cada vez que necesitemos expresar algo propio, muy en particular entre padres e hijos. Partir de la idea de que, si en ocasiones los adultos no hallamos los mecanismos para entablar un diálogo productivo, los adolescentes que van comenzando tienen menores posibilidades de hacerlo, y nos toca a nosotros, los mayores, diseñar estrategias para lograrlo.

Volviendo al inicio del artículo: Sophie, la chica suicida, había estado consultando con "Harry", una línea de IA que hace las veces de terapeuta. A la vez consultaba con una terapeuta real con la que, luego se supo, no estaba siendo sincera. Sirva la irreparable pérdida de esa joven vida para revisar lo propio.

https://contraluzcoah.blogspot.com/.

Leer más de Nosotros

Escrito en: Columnas editorial

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2408739

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx