Los cinco consejeros electorales que optaron por no declarar la validez de la elección del Poder Judicial del 1º de junio explicaron las muchas irregularidades que tuvo el proceso: además de un largo catálogo de trampas y urnas con más votos que empadronados o donde todos votaron igual, por citar sólo dos casos, Morena logró movilizar a su base y repartir acordeones indicando cómo votar.
Ganaron todas las posiciones promovidas por el gobierno. La elección simplemente confirmó lo que se había decidido desde arriba. Ni siquiera hubo pudor para intentar disimular los acordeones, y lograron imponer el cuento de que fue un proceso democrático novedoso, ejemplar y legítimo. En Morena son muy competentes para la operación política.
Estas competencias, sin embargo, no sirven para las tareas centrales de un gobierno, como proveer servicios públicos de calidad. Con poder se puede construir una refinería innecesaria donde no tiene sentido hacerlo. Sin competencias técnicas es difícil ponerla en marcha y, si acaso se consigue, nunca se recuperará el costo, casi tres veces lo programado.
La incompetencia más triste y visible es la administración del sistema público de salud. De todos los países de la OCDE, México es, por mucho, el que tiene más muertes evitables, casi dos veces más muertes por causas prevenibles por 100 mil habitantes que Colombia.
Tras siete años en el poder el gobierno de Morena no puede proveer las medicinas necesarias para el sector público, y muchas de las que sí compran se vencen en los almacenes. Los contratos los suelen ganar quienes tienen contactos con el poder y no les faltan costosas ocurrencias como la megafarmacia.
La combinación de la incertidumbre creciente, principalmente por la reforma judicial, y la falta de pericia técnica de un gobierno que promueve un Estado con cada vez más responsabilidades -que no pueden cumplir por incompetentes- nos tiene en el estancamiento económico. De acuerdo con el último pronóstico de crecimiento para este año del Fondo Monetario Internacional, de 193 países del mundo sólo 10 van a crecer menos que México.
Decía Jesús Reyes Heroles: "lo que resiste, apoya". Un Poder Judicial independiente, una oposición vigorosa, medios de comunicación críticos y organizaciones de la sociedad civil robustas son un estorbo para el poder, pero ayudan a frenar los abusos y las incompetencias. Sin ese ecosistema, muy fácilmente se cae en una espiral económica descendente. Por eso los dos mayores éxitos de control político en América Latina, Cuba y Venezuela, son también los mayores fracasos en términos de bienestar de la población.
Las excepciones a centralizar el poder y lograr promover la economía de sus países se encuentran en el este de Asia. Primero fue Japón, luego Taiwán, Corea del Sur y finalmente China. Los tres primeros incluso fueron capaces de transitar hacia pujantes democracias, donde la separación de poderes y la existencia de un marco jurídico predecible, más las competencias técnicas de sus gobiernos, les permitieron alcanzar niveles de bienestar similares a los de los países occidentales más ricos. En el caso de China, subsiste un control político no democrático, pero con un gobierno competente.
Algunas voces en nuestro gobierno sueñan con el modelo chino. Pero imitarlo implica hacer cosas contrarias al ethos de Morena. El ingreso al Partido Comunista Chino es por mérito, como lo es cualquier trabajo en el sector público o privado; las universidades son rigurosos centros de excelencia, no lugares para hacer grilla; las empresas públicas compiten con otras del gobierno y con las privadas; nadie que hace mal su trabajo es promovido.
Acá, la coalición en el poder parte de principios opuestos. Todo se permite, o casi, mientras haya lealtad política. Como hay que premiar a los aliados, no importa su desempeño ni sus competencias técnicas.