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Ciudades sostenibles

MANUEL VALENCIA CASTRO

En las últimas semanas se observó desde la sociedad organizada, una gran actividad relacionada con el cuidado de la mezquina cantidad de árboles existentes en la ciudad de Torreón, y sobre el permanente tema del agua y su gestión, así como con la hidrología natural para dar vida de una buena vez a lo que perdimos por la mítica idea de aquellos que se consideran vencedores del desierto. Porque lo que en realidad se obtuvo fue un desierto de un gran tramo del Río Nazas que se usó casi hasta agotarse, para llegar hasta lo que hoy conocemos como Zona Metropolitana, con sus grandes agronegocios y sus crecimientos urbanos caóticos que de forma directa o indirecta se siguen sirviendo del Río.

El tema del Río causó gran entusiasmo entre propios y extraños y motivó una gran manifestación ceremonial organizada por los jóvenes de Canto al Agua que nos puso a danzar y a cantar para que la corriente que antes pasaba por el tramo seco del río, regrese y con ella vuelva también la vida que se asocia al río y se desencadene desde luego los grandes beneficios ambientales que hoy son fundamentales para iniciar el camino hacia la sustentabilidad de nuestras ciudades. Este puede ser el hilo que nos conduzca a la transición.

Porque una ciudad sostenible es aquella que integra la prosperidad económica, el bienestar social y la integridad ecológica, asegurando que las necesidades de la población actual se satisfagan sin comprometer las de las generaciones futuras.

Además de lo mencionado arriba, otros aspectos que se podrían incluir en el pilar ambiental son el uso de fuentes energéticas renovables, la gestión sostenible del agua, la promoción de la agricultura regenerativa y la aforestación (término que se usa para indicar la plantación de árboles donde nunca existieron) para mejorar la calidad del aire y la biodiversidad.

El pilar social de una ciudad sostenible garantiza el bienestar de todos sus habitantes garantizando vivienda asequible y segura, acceso a servicios básicos como agua y saneamiento y la creación de espacios públicos seguros, inclusivos y verdes. También se enfoca al desarrollo territorial bien planificado.

El pilar económico por otro lado, fomenta el crecimiento económico que no degrade el medio ambiente ni la equidad social, impulsando la innovación, las pequeñas y medianas empresas y asegurando la resiliencia frente a crisis económicas.

Otros aspectos de interés en una ciudad que aspira a ser sostenible es el de las infraestructuras eficientes, una cualidad que suele tergiversarse cuando lo único que se piensa es que mientras más se gaste en obras faraónicas que serán útiles para un sólo sector de la sociedad: nos veremos más modernos. A diferencia de esto, la inversión se debe orientar por ejemplo hacia sistemas de transporte público asequible y accesible de bajo impacto ambiental y que mejoren la calidad de vida urbana, y de prioridad también a peatones y ciclistas. Que recuerden las autoridades el fracaso del Metrobús que llevaba esta última orientación y que se debe retomar con una intención "de quien se quiere sacar la espina".

En una actividad orientada a la sostenibilidad, la participación ciudadana en la toma de decisiones es una condición sine qua non.

Si se quiere leer más sobre este tema, se recomienda revisar la Agenda 2030 que recoge los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) establecidos por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

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