En un contexto global marcado por crecientes conflictos, inestabilidad, profundos cambios geopolíticos, y gran incertidumbre, la cooperación interregional adquiere una importancia vital. Las tensiones multilaterales, los antiguos y nuevos conflictos armados que continúan afectando a diversas regiones, y las transformaciones en el mundo entero en curso, generan un escenario mundial complejo y volátil que exige respuestas coordinadas y solidarias.
El área latinoamericana es una zona libre de los terribles conflictos que torturan a muchas regiones del planeta, sin embargo, está sufriendo una de las etapas más críticas de su historia donde las fuerzas negativas se han acumulado en la forma de sequías, cambio climático, condiciones erráticas del mercado que ponen a prueba la firmeza de las estructuras socioeconómicas. En este escenario actual la colaboración entre regiones es imprescindible para avanzar hacia un desarrollo social inclusivo.
Durante el V Seminario Regional de Desarrollo Social de CEPAL, entre sus conclusiones se recalcó que América Latina tiene "la necesidad de dinamizar el crecimiento económico, abordar los obstáculos macroeconómicos, y promover políticas que permitan a los países de América Latina y el Caribe salir de la trampa del bajo crecimiento". Los elementos mencionados se agravan con el aumento demográfico, mientras que los programas de educación y de salud pública han sufrido recortes frecuentes por la debilidad financiera de los gobiernos. En efecto, lo anterior confirma la necesidad de acciones claras y firmes en circunstancias donde los presupuestos son cada vez más difíciles de alimentar por los índices negativos de producción.
Todo lo anterior ha hecho más problemático seguir los principios de la democracia. La tendencia en los países latinoamericanos ha ido claramente hacia la concentración en el Poder Ejecutivo. La elección de figuras como Milei en Argentina, Petro en Colombia, Bukele en El Salvador, son ejemplos de lo anterior.
El gobierno de México, bajo la égida de Morena, también ha emprendido el camino de reformas estructurales muchas de las cuales contienen los elementos de conformar un régimen más autocrático que democrático. Las reformas iniciadas por la administración de Amlo, se reflejan en la orientación del gobierno de la presidenta Sheinbaum y confirma cada vez más que esta orientación es la que menos conviene al país por varias circunstancias.
En efecto, la experiencia con regímenes de izquierda durante el Siglo pasado y actualmente en muchos países, apuntan hacia el desorden y un fuerte desperdicio de recursos. Los costos de gobiernos en donde la autoridad se centraliza en un solo partido dominante son crecientes a medida que este tipo de gobierno propicia y protege la corrupción. Cada uno de los pasos recientes tomados por la doctora Sheinbaum responden a la agenda de una izquierda anticuada que domina en las dos cámaras parlamentarias reforzadas por la composición de una mayoría absoluta sin que exista por el momento una oposición.
La falta de equilibrio ideológico debido a las acciones que está desarrollando Claudia Sheinbaum, se debe a que hasta ahora sólo ha respondido a la agenda de Morena. Es evidente la necesidad que tiene México de un régimen verdaderamente incluyente y no la tendencia actual de exclusión de todo aquel que no se conforme a la letra de los dictados de Palacio Nacional.
México está necesitando una nueva reforma política, semejante quizás a la que realizaron en su momento el PRI, el PAN y el PRD impulsados por las fuerzas de la sociedad civil cuando se crearon las instituciones que fortalecían el sufragio efectivo. En la actualidad, sin embargo, no existe la conformación de las fuerzas capaces de producir tal reforma política. De no hacerlo, seguiremos la ruta de Morena.
No basta proponer la mera eliminación de las plurinominales con la sola excusa de gastos exorbitantes, reducir el Legislativo a su dimensión anterior de 300 legisladores, remacharía la supremacía de un partido oficial que ya controla ambas Cámaras y al Poder Judicial.
Se verá que las conclusiones del V Seminario de CEPAL, implica no sólo el fortalecimiento económico y social, sino para México, supone un profundo viraje hacia la democracia efectiva.