
Centros de rehabilitación deben separar por género y edad para lograr mejores resultados
Las terapias de rehabilitación contra adicciones deben realizarse en áreas separadas por género y edad, pues las necesidades de mujeres, hombres y menores son distintas, afirmó el pastor Valentín Bustos Cabrera, representante de la Iglesia del Pueblo en Monclova.
El líder religioso explicó que la recuperación integral requiere espacios diferenciados, ya que la terapia de una mujer no es la misma que la de un varón adulto. Tampoco puede compararse con la de un menor de edad, que enfrenta problemas emocionales, de afecto o comunicación familiar, antes que una adicción consolidada.
Bustos Cabrera indicó que, en su centro de rehabilitación Fe, Esperanza y Amor, se busca garantizar respeto y disciplina en cada proceso. Por ello, el área femenil es atendida únicamente por mujeres, entre ellas su hija Nidalin Bustos, quien funge como directora, la psicóloga Andrea y la encargada conocida como mamá Mila, además de personal de enfermería.
Evitar conflictos emocionales dentro de los centros
El pastor advirtió que la mezcla de áreas podría generar relaciones personales o noviazgos entre internos, lo que desviaría su atención de la verdadera meta: la rehabilitación. Aseguró que muchos pacientes llegan con problemas emocionales y falta de afecto, por lo que es fundamental evitar distracciones que retrasen el proceso de recuperación.
En el caso de los jóvenes de entre 13 y 18 años, subrayó que la mayoría presenta problemas de disciplina, abandono y carencias emocionales, más que una adicción como tal. Por ello, deben permanecer en espacios distintos a los adultos, quienes ya asumen responsabilidades personales, laborales y familiares que requieren un enfoque más estricto en su proceso de reintegración.
La gratitud como base de la rehabilitación
Finalmente, Bustos Cabrera señaló que la rehabilitación no sólo se enfoca en dejar las drogas, sino en recuperar valores morales, espirituales y familiares. Consideró que la gratitud hacia Dios y hacia la vida es un pilar fundamental para mantenerse firme y evitar recaídas.
“Antes no tenía mi familia, hoy la tengo; eso me hace ser un hombre agradecido. La gratitud debe ser más grande que la adicción”, concluyó el pastor.