"Es una recesión cuando tu vecino pierde su empleo; es una depresión cuando tú pierdes el tuyo”. Harry S Truman
El IMSS publicó el pasado 3 de marzo un comunicado (112/2025) con el título triunfalista: "Registra IMSS cifra histórica de 22 millones 430 mil 931 puestos de trabajo afiliados". Había que meterse a leer todo el documento para encontrar que los nuevos empleos de los dos primeros meses de 2025, 192,552, representaban un avance de apenas 0.9 por ciento sobre diciembre.
Hoy ya ni siquiera se puede mantener este intento de optimismo. El viernes 4 de julio, en su comunicado 329/2025, el IMSS reportó --sin adjetivos calificativos-- una caída de 46,378 puestos de trabajo afiliados en junio. Pero no es el primer mes con una declinación de los empleos formales. En mayo se perdieron 45,624; en abril, 47,442, aunque el IMSS quiso darle entonces a la información un barniz de optimismo al señalar que fue "una disminución mensual influenciada por el efecto de Semana Santa".
Ha sido una larga Semana Santa. Entre abril y junio se han perdido 139,444 empleos formales. El crecimiento de junio de 2024 a junio de 2025 es ya de solo 6,222, 0.03 por ciento. La creación de trabajos formales está estancada.
La debilidad del mercado laboral formal viene en realidad desde 2024. En diciembre del año pasado se registró una caída brutal de 405,259 empleos. Este desplome desmentía al expresidente López Obrador, que sin ningún sustento técnico afirmaba que el empleo formal caía cada diciembre por la subcontratación. Así que la prohibió, quitándole flexibilidad al mercado laboral, pero las caídas de diciembre no solo se mantuvieron, sino que aumentaron. Ningún asesor se atrevió a explicarle que los contratos temporales de trabajo suelen vencer en diciembre.
La caída del empleo formal subraya una debilidad económica cada vez más clara. En el cuarto trimestre del 2024 la economía se contrajo 0.6 por ciento, aunque en el primer trimestre de 2025 se registró un pequeño repunte de 0.2 por ciento, consecuencia en buena medida de un fuerte avance en el sector primario (principalmente la actividad agropecuaria). La economía informal sigue siendo una válvula de escape. En mayo la tasa de informalidad laboral se ubicaba en 54.9 por ciento, un incremento sobre el 54.4 por ciento de mayo de 2024, según el INEGI.
La caída de los empleos formales y el crecimiento de la informalidad sugieren que, además de la debilidad económica, estamos empezando a ver los resultados de un gobierno que aprieta cada vez más a los patrones formales. Estos han sufrido, más que los informales, los aumentos de los salarios mínimos y las crecientes restricciones en los reglamentos laborales. La reducción de la jornada laboral oficial de 48 a 40 horas a la semana profundizará esta crisis.
Los políticos sostienen que las empresas pueden pagar estos costos y más, pero esta idea surge de su propensión a reunirse solo con los grandes empresarios, como los 12 que estuvieron con la presidenta Sheinbaum el 3 de julio en Palacio Nacional. En México las grandes empresas, que el INEGI define como las que tienen 101 o más empleados, son solo el 0.2 por ciento del total. Las micros, con un máximo de 10 empleados, se extienden al 94.9 por ciento. Las pequeñas, con 11 a 50 trabajadores, y las medianas, con 51 a 100, suman 4.9 por ciento. Nuestros políticos, sin embargo, piensan que todas las empresas son grandes y que pueden absorber cualquier aumento en costos. Cada vez es más claro que no.
XENÓFOBOS
La protesta xenófoba de La Condesa es tan inaceptable como las redadas de Trump. Los alquileres han subido porque el gobierno ha hecho lo posible por obstaculizar la construcción de vivienda. Que la policía no intervenga para evitar el vandalismo es una abdicación de la responsabilidad fundamental del Estado.
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