No hubo grandes sorpresas en la elección dominical. Morena concluyó la colonización del Poder Judicial mientras pierde fuelle la legitimidad de su relato. Se mantiene la duda sobre el nombre de quien ocupará la presidencia de la Suprema Corte (SCJN), pero es indudable el castigo que recibieron de los electores en Durango y Veracruz.
La SCJN se integrará con los nombres incluidos en los acordeones del oficialismo. La única sorpresa posible está en la identidad del nuevo presidente del Poder Judicial Federal. Tal vez quede Hugo Aguilar Ortiz quien ni siquiera aparecía en las encuestas sobre la intención del voto. Quienes lo conocen hablan bien de él, pero todavía no hay certidumbre sobre su ratificación.
La lluvia de autoelogios impacta muy poco, pues hay inquietud sobre la forma en que Morena ejerció su poder en el caso del Poder Judicial. Por razones de espacio me centro en las expresiones de actores externos; importante mencionarlos por el enorme peso que tienen sobre un país inserto en la globalización planetaria.
En marzo de este año se publicó el Democracy Reports del V-Dem Institute de Suecia. Apoyándose en una base fáctica monumental revisa la confiabilidad y libertad de las elecciones en 202 países. Según esta investigación, la democracia electoral en México se encuentra en una "zona gris" por las evidencias de que estamos en vías de "autocratización".
En ese dictamen influye el debilitamiento del Instituto Nacional Electoral. En 2024 hubo dos hechos que mostraron su sometimiento a Morena. En una votación trascendental realizada en agosto, siete consejeros del INE avasallaron a los otros cuatro para conceder a ese partido y sus aliados el 72 por ciento de las curules en las dos cámaras legislativas, cuando sólo habían recibido el 54 por ciento en las urnas. Una sobrerrepresentación del 18 por ciento, suficiente para hacer lo que les venga en gana.
En octubre, el Senado aprovechó su mayoría calificada para regresarle el favor a la presidenta del INE Guadalupe Taddei: le permitieron nombrar directores generales sin tomar en cuenta al Consejo General. Ya lo hizo en 8 de las 15 direcciones. Como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación también está en manos del partido mayoritario, la imparcialidad del árbitro sigue en entredicho en lo que respecta a las grandes decisiones.
Los diarios internacionales refrendan constantemente la deriva mexicana. El sábado pasado el Washington Post publicó un editorial particularmente severo: si la "independencia judicial es fundamental para la salud democrática […] México está a punto de unirse al club de Nicaragua, Bolivia y Hungría". El título es contundente: "México está removiendo su último contrapeso sobre el poder ejecutivo".
Los comicios dominicales reforzaron esta línea argumentativa. El editorial de El País del martes 3 de junio reitera el deterioro: "La reforma fue aprobada de forma acelerada por un Congreso controlado por el oficialismo, sin una discusión técnica sólida, sin incorporar las voces críticas de juristas, académicos o actores judiciales, y sin generar un debate público que involucrara a la ciudadanía".
Faltan los informes de las dieciséis misiones de observación internacional. Debemos prestar una atención especial a los del Instituto Internacional para la Organización de los Estados Americanos, de IDEA Internacional y de la Misión Internacional de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE).
Está, finalmente, el desgaste de Morena. Los corresponsales del Wall Street Journal, José de Córdoba y Santiago Pérez concluyeron su nota del 2 de junio de 2025 diciendo que, en el caso de la elección de jueces y presidentes municipales de Durango y Veracruz, la derrota fue para Andrés Manuel López Beltrán de 39 años, el hijo del expresidente encargado de movilizar las bases de Morena en esas entidades. En ambos casos, López Beltrán fue derrotado por el también joven opositor, Jorge Romero Herrera del PAN.
El balance es tentativo pero revelador de las grandes tendencias. Dadas las turbulencias que afectan a México, a Estados Unidos y al resto del mundo ningún pronóstico puede ser definitivo. La historia está por escribirse y hay desenlaces para todos los gustos. Cruzamos, eso sí, un importante parteaguas; ya avanzamos por el boulevard de las incertidumbres.