Los pobres "estarían mucho mejor si simplemente les diéramos el dinero y los dejáramos gastarlo". Milton Friedman
Sí, la pobreza en México ha disminuido. Ayer lo confirmó el INEGI, que por decisión del expresidente López Obrador ha reemplazado al Coneval en la medición de esta situación. La población en pobreza bajó de 41.9 por ciento en 2018 y 36.3 por ciento en 2022, año de la última evaluación del Coneval, a 29.6 por ciento en 2024. Es una reducción importante y sin duda se presentará hoy en la mañanera como un gran triunfo del gobierno.
El Coneval ya había confirmado la tendencia en 2022 para la pobreza general, pero advirtió que la pobreza extrema aumentó ligeramente, de 7 por ciento en 2018 a 7.1 en 2022. También señaló que la población sin servicios de salud se disparó de 16.2 por ciento a 39.1 por ciento. López Obrador ordenó abolir la institución.
En el análisis que ahora ha realizado el INEGI sobre la base de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos (ENIGH) de 2024, ya hay una disminución significativa de la pobreza extrema, la cual pasó de 7.1 por ciento en 2018 a 5.3 en 2024. La población con carencia por acceso de servicios de salud bajó también, pero solo de 39.1 a 34.2 por ciento. Esta última cifra sigue siendo muy elevada para un país que en 2018 registraba una carencia de servicios de salud de solo 16.2 por ciento. Tome nota, porque el dato no lo escuchará hoy en la mañanera: entre 2018 y 2024, 24.4 millones de mexicanos han dejado de tener acceso a servicios de salud.
Un dato significativo del análisis del INEGI es la población vulnerable por carencias sociales, la cual pasó de 26.4 por ciento en 2018 a 32.2 por ciento en 2024. Sí, la pobreza ha caído, pero las carencias sociales están aumentando.
A pesar de lo que algunos comentaristas han escrito, en la baja de la pobreza los apoyos gubernamentales han sido más importantes que el trabajo. Entre 2016 y 2024, según la ENIGH, los ingresos por trabajo aumentaron 13.2 por ciento. La mayor alza fue en el trabajo independiente, 19.7 por ciento, lo cual es en buena medida resultado del aumento del trabajo informal. Las transferencias tuvieron un alza mucho mayor, de 26.5 por ciento; pero entre estas, los beneficios provenientes de programas gubernamentales subieron 101.9 por ciento y los ingresos por jubilaciones, pensiones o indemnizaciones por accidentes de trabajo, despido o retiro voluntario 33.4 por ciento.
La idea de dar dinero directamente a los pobres, que en economía suele designarse como "impuesto a la renta negativo", la propuso originalmente la escritora británica Juliette Rhys-Williams, pero la popularizó en Estados Unidos el economista Milton Friedman de la Universidad de Chicago. Este señalaba que es mejor dar dinero a los pobres y dejarlos gastar en lo que quieran que crear grandes instituciones burocráticas de bienestar social. El sistema ciertamente es eficaz, por lo menos en el corto plazo, como lo ha demostrado López Obrador, quien nunca reconoció su deuda intelectual con el "neoliberal" Friedman.
La gran duda ahora es si este reparto puede seguir funcionando en el largo plazo. Las dádivas suelen tener consecuencias indeseables, como debilitar los incentivos para el trabajo, y necesitan siempre a una población trabajadora que sostenga todo el sistema con sus impuestos. Por lo pronto, las dádivas de la 4T están creciendo a un ritmo muy superior a los ingresos por trabajo: tarde o temprano se acabará el dinero por repartir. ¿Qué hará entonces el gobierno?
TERGIVERSAR
También Trump tergiversa el lenguaje. En el nuevo informe de derechos humanos del Departamento de Estado de 2024, publicado este 12 de agosto, se dice de El Salvador: "No hubo reportes creíbles de abusos significativos de derechos humanos". En cambio, en Francia "la situación de derechos humanos empeoró" debido a las "restricciones a la libertad de expresión" en redes y a la "violencia por antisemitismo".