Los recuerdos son como emociones congeladas que se visten de duendes y de fantasmas. Nos tocan la puerta para decir que en 1986 Fernando Valenzuela (Dodgers) y Tedodoro Higuera (Brewers) fueron convocados al juego de estrellas y que el martes 15 en Atlanta, irán tres ases que Mr. Trump no podrá echar: Alex Kirk (Azulejos), Jonathan Aranda (Rays) y Andrés Muñoz (Seattle) Alex (Tijuana, 27 años) es un receptor de alto vuelo que batea .301 con 7 jonrones y 41 impulsadas. Jonathan (Tijuana, 27) es un primera base eficiente que promedia .320 con 10 cuadrangulares y 47 producidas. El muñeco Muñoz es ídolo de Marineros con su bola rápida y control en etapas de presión, por ello tiene el mochiteco 21 salvamentos y récord de 3-1. Antes que él desfilaron Roberto Osuna, Sid Monge, Loaiza, Aurelio López, igual Orta y Vinny Castilla.
A la gente de futbol, se les recomienda descubrir el camino medio que no lo ausentan del mundo, ni se pierden en él. Esto porque la gente se va a los extremos y ahora mismo, hasta por salud mental hay que dominar la tensión, paradoja y cambios, no buscar soluciones inmediatas y levantar ilusiones a la primera alegría, sino abrirse y relajarse quedando bien fijo en el medio nivel.
En la cancha de Houston, el domingo, México perdía más con una derrota que lo que ha ganado con su victoria, aunque parezca un juego de palabras. Todo es autocontrol, aunque de tanta rigidez, de pronto la mente vuela y muchos ya creen que Aguirre es como Sacchi, que Edson se parece a Tostao, que el muchachito Mora es el nuevo Platini y que Gallardo está a la altura de Maldini, lo que equivale a que nosotros podemos ser Omar Shariff, Kirk Douglas o Clark Gable.
Mientras unos se encumbran, otros se despiden, como Miguel Angel López (1943- 2025) el DT argentino que fue bicampeón con América y luego dirigió a Puebla, Chivas, San Luis y Santos. También brilló en Colombia, aunque su historial de oro fue como jugador. Zaguero central de Independiente y River Plate. Con los rojos fue seis veces campeón de la Copa Libertadores.
Era obsesivo, adoraba las camisas azul celeste e imploraba a Dios cuando algún jugador no obedecía. Su anécdota favorita era cuando cuando el cuadro de Avellaneda vino a Torreón en 1974, con Medina, Sá, Pavoni, Comisso, Bochini, Galván, Raimondo, Semenewicz, Balbuena, Bertoni Maglioni, Gennoni, Mircoli. Se encontraron con Laguna en San Isidro en un partido maravilloso (4-4). No lucieron mucho los famosos rojos, el show lo dio Lorenzo Reyes (f) el chico del Barrio Azul en Gómez que entraba en diagonal por derecha, llevándose a Pavoni y superando al Zurdo y al músico Sá. López lo recordaba con cariño cuando hablaba de esa gira.
Uno va descubriendo con el tiempo las maneras de manejarse en este mundo convulso. Si quieres, puedes ir creyendo que eres y de pronto te deshaces de las angustias que a veces te emergen del mar de los olvidos y hasta tienes que ahorrar esperanzas para no entrar en etapas de confusión. Porque la gente quiere creer en su equipo pero viendo su plantel y sus refuerzos de medio pelo, sabe que Santos Laguna está para sobrevivir, no para competir. En este tiempo sus fans entran en un laberinto. Son como quien pierde el celular y parece perder la vida.