Los hombres de la carretera, no corren contra el tiempo, lo hacen contra los rivales y sobre todo, contra ellos mismos. Se adhieren al sol y éste hace que el pavimento tome un tono de callejones de botellas rotas y cuando el reloj avanza y el grupo se mueve como una marabunta humana multicolor y quedan frente a carreteras torcidas como víboras sobre el asfalto.
El Giro de Italia se da desde 1909 y por él han pasado viejos y nuevos héroes, todos vestidos con esa aura que solo llevan los elegidos. Los ancianos aún recuerdan a fenómenos como Fausto Coppi (1919-1960) italiano famoso por su poder en el camino y en conquistar mujeres. Ganó cinco veces, 1940, 1947, 1949, 1950, 1953. Su gente lloró al morir con solo 40 años, por malaria, un mal que adquirió en el Alto Volta en una temporada de caza. Era un protagónico de cualquier aventura.
Eddie Merckx (Bélgica, 1945) también pasó frente al Coliseo en Roma por cinco ocasiones luciendo corona de laureles 1968, 1970, 1972, 1973, 1974, Era una flecha con maglia rosa. Ellos pasaron del mito al desafío, porque con ese par maravilloso el Giro tuvo su misma cara, porque fueron atletas que abusaron de su poder, porque no solo fueron superdotados, también llevaron en su cabeza una computadora que devora datos y sensaciones.
Cincuenta años después aparece el mexicano Isaac del Toro Romero (Ensenada, 2003) un hombrecito de pelo quebrado, ojos con mirada de rayos equis del UAE Team Emirates XRG, que nunca recibió apoyo económico del gobierno de su país, pasó hambres y grandes limitaciones para llegar y lo hizo sabedor de su talento, voluntad y preparación. Estaba listo para sorprender a todos.
Hoy quienes lo aplaudimos somos todos como un coro de almas errantes, con el joven que vive en un ciclismo hipertecnológico, que hace despertar imaginación y fantasía, por más que todo apego emocional sea como una cárcel. Hemos sido sus reos por dos semanas, mientras él corría como perseguido por el demonio para seis podios, maravillar en la etapa 17, cuatro segundos y un tercero. Todo ello para que nosotros en México hiciéramos viajes para espantar el miedo.
No es solo pedal y fibra, este deporte precisa de un gran carácter, ese que tiene la misma importancia que la técnica, porque sin calidad humana no hay transformación. Al final fue superado por Simon Yates (Reino Unido 32) y llegó casi al parejo que el guerrero ecuatoriano Richard Carapaz (32) que terminó tercero. Ambos le llevan 11 años y una mayor experiencia.
Seguramente el domingo, cuando ya se sabía segundo y al pasar por el Coliseo y la Fontana de Trevi, Isaac tenia firme en su mente todo el color de su pasión, con sus piernas como pistones incansables, como una máquina proveedora de emociones, como manecillas de un reloj de gloria, después de dos semanas de recorrer por laberintos de voluntades y destinos, pudo sonreir, pues los modernos héroes del camino de serpientes de asfalto, como él, poseen un estado de ánimo volcánico que explota y se lleva todo por delante.