Columnas Social

Columnas

Vibremos positivo

Sin miedo al fracaso

LUCY HOP.-

Vamos a ser sinceros, a nadie le gusta perder y menos cuando las derrotas son continuas. Por ejemplo, no se si se los había comentado pero una de mis hijas esta en un equipo profesional de hockey sobre hielo, y hace unos meses tuve la oportunidad de asistir a un torneo en el que mi hija participó y pude ver a varios equipos que repetidamente perdían sus encuentros con una diferencia de 7 goles, ¿se imaginan la frustración de las jugadoras al acabar el partido 7/0?

A diferencia de lo que yo esperaba, las chavas de los equipos perdedores lejos de frustrarse, pegar, golpear o gritar de groserías, salían del hielo con una sonrisa de oreja a oreja, no se si es porque ya durante el partido habían golpeado todo lo que tenían a su paso, “porque dios de mi vida”, que violencia se maneja en un partido de hockey sobre hielo, pero las jugadoras derrotadas salían de ahí con la mejor actitud, no me acerque a ninguna de ellas, porque la verdad me impuso mucho su tamaño, pero para mis adentros dije: “Me encantaría poder tener esa actitud ante la vida en la cual no importa que te haya pasado un camión por encima, lo que debes de hacer es pararte, sacudirte el polvo, seguir adelante con la cabeza en alto y seguir intentando hasta que consigas lo que quieres”.

Se que manejar la frustración de una forma no destructiva es una habilidad que se aprende en la niñez, y desgraciadamente no mucha gente trabaja y desarrolla la habilidad de tolerar la frustración, es por eso que vemos por la calle cualquier cantidad de adultos haciendo pataletas cuando no consiguen lo que esperan y lo que desean en cualquier establecimiento donde se paran y de ahí nacen todas las “Karen” que vemos todos los días en redes sociales maltratando a la gente por no satisfacerles sus necesidades, no importa lo ridículas que estas sean.

En el juego de la vida es tan importante ganar, como saber ganar y más aún es saber manejar las derrotas de manera sana, sin patear tableros o atacar al árbitro. Evidentemente, no existe la persona que le encante perder, es una sensación desagradable y pasajera que nos invade y que cuesta ocultar. Y aunque un poco de competencia sana puede ser motivador para alcanzar metas, lo que hay que entender es que fallar tiene consecuencias que escapan a la voluntad y tienen una raíz biológica.

Cuando fracasamos en un logro, el que sea, desde perder dinero en una apuesta, fallar en el examen de admisión o una final deportiva, etc., nuestro cuerpo responde de forma automática disparando al flujo de neurotransmisores como el cortisol que hace que nos sintamos mal y estresados. Nos sube la presión sanguínea, el rostro se tensa, el vello se eriza, los músculos se endurecen. Es la forma que tiene el cerebro de preparamos para la lucha o para la huida, situaciones que enfrentaban nuestros antepasados hace millones de años cuando buscaban comida. Por eso el que no sabe perder busca instintivamente la pelea.

Ser adulto implica manejar las emociones a niveles socialmente aceptados. Nada más terrible que un adulto haciendo un berrinche. Y esas competencias se aprenden en la casa desde que somos niños. “Si has crecido en un ambiente familiar estricto, que no acepta las derrotas, te va a ser muy difícil que aprendas a perder o que veas a las derrotas como lo que son: oportunidades para analizarse uno mismo, ver que hicieron los demás y tratar de hacerlo mejor”.

Entornos ultra competitivos suelen generar malos perdedores. Lo vemos mucho en el deporte, algo paradójico dada la naturaleza del mentado “espíritu deportivo”. Ahí están los ajedrecistas furiosos que barren tableros después del jaque, los tenistas que rompen sus raquetas o los futbolistas que consideran una humillación llevar medallas de segundo lugar. La vida en sociedad genera competencia, y desgraciadamente adjetivos como “fracasado” o “perdedor” suelen estar en el vocabulario de todos y no nos importa a quien le desgraciamos la vida al decirlos.

Los niños aprenden a perder en el juego diario. Si bien ganar es importante, porque refuerza su autoestima, perder con una sonrisa, felicitar al ganador y no boicotear su triunfo es una habilidad igual de importante para su vida futura. “Perder te puede chocar un poco al comienzo, pero al final tenemos que aprender a demostrar capacidad de resiliencia, sobreponernos y seguir adelante”.

Lo bueno es que hay formas de aprender esta habilidad tan necesitada en nuestros tiempos que se llama tolerancia a la frustración, y consiste en respirar, canalizar nuestro enojo y nuestra ira hacia otro tipo de actividades, la más común es hacer ejercicio, pues en la actividad física además de sacar toda esa energía que muchas veces nos consume por dentro, también liberamos endorfinas que son hormonas que actúan en el cerebro estimulando la sensación de placer y bienestar, además de reducir la sensación de dolor.

Así que si tú eres una de esas personas que en cualquier momento de su vida podrían llegar a sacar a la Karen que trae dentro, mi recomendación seria investigar cual es la mejor manera en la que tu podrías canalizar ese enojo y esa frustración, ya que para cada uno es diferente, y te des a la tarea de aprender deferentes técnicas que te ayuden a tolerar la frustración la perdida y el duelo y vas a ver como una vez lográndolo vas a ser una persona mucho más feliz, más tranquila y lo mas importante de todo, vas a estar en paz contigo y con los demás.

Te invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales, en Facebook como vibremospositivo, en instagram como @jorge_lpz, @vibremos_positivo2020 y @yad.rajamim, escribenos a [email protected]

Leer más de Columnas Social

Escrito en: Vibremos positivo

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2280723

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx