"Eres una mujer muy fuerte" "tienes que ser fuerte por tu familia" "no te queda de otra más que ser fuerte" "me impresiona tu fortaleza"
Estas frases son parte del repertorio que utilizamos como sociedad para aludir o impulsar a muchas mujeres de todas las edades a seguir avanzando ante situaciones de adversidad o simplemente ante la carga de la rutina del día a día. Frases que hacen referencia tanto a la resistencia emocional, como a la resistencia corporal. Y entonces, estamos frente a mujeres que contiene el llanto en situaciones difíciles, que tienen la capacidad de dormir muy poco, de estar activas la mayor parte del día, que sacan energía de su reserva corporal cuando se han alimentado poco, que se mantienen alertas "para poder con todo".
Mujeres acostumbradas a realizar todas sus actividades de manera independiente; a quienes se les dificulta pedir ayuda, quizá porque en ocasiones su petición fue rechazada o se sintieron ignoradas. Mujeres que se parten en pedazos para poder cubrir sus necesidades tanto a nivel personal como profesional. Ellas aprendieron desde pequeñas a ser el miembro fuerte de su sistema familiar, aprendieron a soportar la carga, quizá por indisposición física o emocional por parte de alguno o ambos padres.
¿Conoces a una mujer así? ¿Quién le dijo que tenía que ser fuerte? ¿Quién le dijo que tenía que poder con todo? Nadie lo hizo; para estas mujeres la fuerza fue una elección inconsciente que les ayudó en el pasado y les sigue funcionando en el presente para protegerse emocionalmente, pues en ocasiones, esa fortaleza es una respuesta traumática que de manera inconsciente se generó desde temprana edad para evitar el contacto con el dolor, protegiéndose de esta manera de posibles amenazas.
Lejos de ser "una virtud", es importante empezar a reconocer esta conducta como un patrón dañino para la mujer en sí misma, pues está cargado de autoexigencia, perfección y dureza; cuando en realidad lo que ella necesita es un espacio libre de juicios en donde se permita ser vulnerable ante el dolor, sintiéndose rodeada de empatía, amor y compasión.
Para esto, en primer lugar, es indispensable identificar a la red de apoyo personal de estas mujeres, es decir, todas aquellas personas con las que tienen un vínculo fuerte e importante. Personas que físicamente pueden no estar presentes de manera continua, pero emocionalmente son un hilo fuerte, que entre tejido con otro hilo (persona) van a formar una red de apoyo, cuya función es precisamente "sostener" en situaciones donde ellas puedan llegar a percibirse vulnerables ante la vida. No es tarea sencilla, pero de la mano de especialistas y de un acompañamiento terapéutico, pueden obtenerse resultados favorables con el fin de tener mayor apertura a la vida y al placer.
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