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Sobrellevarlo a junio

ENRIQUE IRAZOQUI MORALES

El pasado domingo por la noche se celebró en las instalaciones del Instituto Nacional Electoral en la Ciudad de México el primero de los tres debates presidenciales entre las candidatas Claudia Sheinbaum, Xóchilt Gálvez y el candidato Jorge Álvarez Máynez.

Mucho se ha dicho y escrito al respecto, opiniones encendidas y apasionadas de los principales bandos, los de Sheinbaum y los de Gálvez, con posibilidades reales. Álvarez busca otra cosa, ingenuo pensar que puede ganar los comisiones.

Con las cosas claras sobre el tablero del juego electoral, donde ya a más de una mes de iniciadas formalmente las campañas no se percibe en el ánimo popular y sobre todo en las encuestas que Gálvez pueda dar alcance a la candidata del oficialismo a la elegida por el presidente de México para sucederla a partir del primero de octubre del presente año, los debates presentaban una oportunidad de al menos de inyectar ánimos a la campaña de Xóchitl.

La verdad lisa y objetiva es que Xóchitl no pudo por ahora con Claudia. Cuando se presentan debates con una candidatura con clara ventaja, el devenir del mismo se anticipa sabiendo que quien ocupa el segundo lugar en las encuestas y aun el resto de los participantes, apuntan sus baterías tratando de arrebatarle votos al líder. En este caso, era obvio que Gálvez y el propio Álvarez Máynez arremetieran contra Sheinbaum -aunque el desangelado sustituto del gobernador de Nuevo León y esposo de la influencer en la candidatura del partido de Dante Delgado, Movimiento Ciudadano, también tuvo dardos para la aliancista-, mientras quien encabeza las encuestas tiene que saber navegar entre la serenidad y control de algún presunto daño que pudiese suceder en el transcurso del debate.

Más allá de los calificativos que se pudiesen imputar al actual Gobierno de la República y al continuismo que Sheinbaum representa, poco daño en la arena ha sufrido la elegida de Andres Manuel López Obrador. Como ya se ha dicho en muchos otros espacios, la realidad es que Xóchitl Gálvez decepcionó como debatiente, lo cual mermó en las exiguas esperanzas de triunfo de su campaña.

Lo increíble es que el oficialismo, en lugar de celebrar el haber transitado sin daño grave alguno la primera de tres estaciones de debates, la crítica vino desde el propio oficialismo encarnado -Andrés Manuel López Obrador-

En vez de aprobar la que resultó exitosa la estrategia de evadir los cuestionamientos sobre los grandes fracasos del actual gobierno (fracaso en salud, corrupción de los hijos de AMLO, violencia) sin tener que defender al gobierno al grado del absurdo, intentó mostrar de paso, un mínimo de autonomía frente a López Obrador.

El resultado irritó al Presidente. Para AMLO, Claudia tiene que ser reprendida por haber defendido ante todo a su gobierno.

El comportamiento de la abanderada de Morena generó una grieta entre el presidente y ella. Claudia Sheinbaum lo notó inmediatamente.

Ni con eso evitó que a través de uno de los medios que controla el ala más rancia del Obradorismo le enviara un mensaje claro: no olvides quién te puso ahí. La candidata intentó la tarde posterior al debate destrabar cualquier tensión con Andrés Manuel, lo cual no fue suficiente. El martes en su conferencia diaria el Presidente dejó ver su enojo con lo que proyectó el debate: un diagnóstico de país que contrasta con su narrativa. En la mañanera de ese día AMLO dijo: "Toda la narrativa fue no reconocer absolutamente nada… qué mal estamos en salud, sin reconocer absolutamente nada, qué mal en educación, qué mal en todo, aún así no pudieron dejar mal, no estoy hablando de partido, lo que se ha hecho en el combate a la corrupción". Estaba enojado. La visión del país era adversa y su candidata no había salido a defenderlo.

Ayer volvió a la carga contra Sheinbaum, vía una columna del diario capitalino La Jornada: "Fue tanta la preocupación por ganar la batalla, que se olvidaron de los logros conseguidos por un fuerte liderazgo y muchos y leales profesionales, ¡que vaya que los hubo!". Y para que no hubiera duda, justo al lado, el titular: "AMLO: olvidaron logros de mi gestión en el debate".

Así como hay que reconocer que Sheinbaum ganó el debate simplemente porque Xóchilt decepcionó, ciego está quien no se da cuenta que López Obrador es un tirano que no está soportando el tránsito del poder que de sus manos paulatinamente está pasando a las de su candidata, quien todavía tendrá que sobrellevarlo hasta el dos de junio.

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