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A la ciudadania

Recorrido por nuestras fuentes de agua (I)

MANUEL VALENCIA CASTRO

Resulta verdaderamente gratificante volver al campo y estar nuevamente en contacto con ecosistemas naturales, pero sobre todo sentir y/o observar los beneficios ambientales directamente ahí donde se producen. Esto fue por decirlo así el efecto colateral o secundario de un recorrido por diferentes sitios de nuestra deteriorada Cuenca Nazas Aguanaval. En este viaje se disfrutó además de buena compañía y charlas amenas de un grupo de personas cuya característica en común es la preocupación por los problemas del agua en la Región y la búsqueda de un paradigma alternativo que ofrezca soluciones efectivas a los mismos. Esto último lo hemos encontrado en el estudio de los Sistemas Gravitacionales de Flujo de Aguas Subterráneas (SGFAS).

A Este recorrido nos acompañó el Dr. Marcos Adrián Ortega Guerrero, Investigador del Centro de Geociencias de la UNAM, quien además de impartir el Diplomado en Sistemas Gravitacionales de Flujo de Agua subterránea en la Comarca, Cuenca de los Ríos Nazas y Aguanaval (2023-2024), ha realizado importantes investigaciones en los acuíferos y acuitardos de la Comarca Lagunera.

Nuestro recorrido inició el día 3 del mes en curso, con destino a la presa Lázaro Cárdenas, conocida también como presa El Palmito.

La primera sorpresa agradable y de agradecimiento es la hermoseada y restauración que ha recibido el Pueblo Mágico de Mapimí. Les quedó muy bonito y ahora se respira una atmósfera diferente, felicidades por ello a los pobladores de Mapimí. Aquí nos reunimos todos y continuamos armados de mapas y reproducciones en 3D de la Cuenca Nazas Aguanaval hacia la presa El Palmito.

nos esperaba una larga jornada, por la luenga recta y por momentos somnoliente carretera si no fuera por los paisajes abiertos y los matorrales de los abanicos aluviales donde los jabalíes hacen su agosto. Desde el puerto La Cadena se dibuja la recta que parece trazada con una regla sobre un tapiz de bordado por las inclemencias climáticas y el pastoreo de ganado bovino, dibujando una mancha grisácea de matorral con salpicaduras verde azules de la palma yucca y las gobernadoras. después de recorrer aproximadamente 80 kilómetros, la mancha grisácea disminuye para dar paso a una matriz amarilla de pastizal mediano abierto salpicada por tonos azulados de los abundantes sotoles, aunque es importante acotar los efectos negativos acumulados de la sequía y el pastoreo que se expresan en una bajísima productividad de los pastos que son la base de la actividad ganadera que siempre ha predominado en estos lares. En este punto, la estrecha y luenga carretera se vuelve sinuosa anunciando la llegada al famoso Rancho de la Zarca y al kilómetro 120 donde se cruzan otros caminos que vienen de Durango y de Parral Chihuahua y al que cruzaríamos nosotros rumbo a la presa. En este trayecto, encontramos el punto más alto de la Cuenca media, aproximadamente 2150 msnm (metros sobre el nivel del mar) o sea el parteaguas de la cuenca en donde el agua de lluvia decide moverse hacia nuestra cuenca o hacia la cuenca vecina.

Aunque en el sitio en el que nos detuvimos era muy representativo del resto, nos encontramos con gran proporción de suelo completamente desnudo sin el estrato de las gramíneas del pastizal mediano abierto y con una desmesurada densidad de táscate con forma de arbusto. Se observó evidencia de piedras sedimentarias sobre el suelo desnudo, esta condición evidencia una baja infiltración y un mayor escurrimiento en tiempo de lluvias.

Desde este punto nos trasladamos a la presa, desde que nos aproximábamos se divisaba una parte del espejo del agua, no obstante, cuando llegamos y pudimos observar la parte más importante del vaso nos percatamos de un volumen muy disminuido tomando en cuenta la época, ya que el periodo de huracanes terminó y el contenido de humedad en la atmósfera es bajo lo que descarta que las aportaciones de agua a la presa por deshielo.

Desde el camino de terracería por donde nos desplazábamos al Dr. Adrián le llamó la atención un afloramiento de rocas volcánicas que presentaban una coloración café-rojizo, se trataba de un conjunto de rocas volcánicas fracturadas. La explicación del Doctor me trasladó al interior de la roca y pude ver como el agua llenaba las fisuras ocasionando la oxidación de la roca y como esta agua se encaminaba a un flujo que podía ser corto y durar poco tiempo en recargar o descargar en algún lugar, o podía durar o muchos años en llegar al acuífero local llamado La Victoria o, unirse a un flujo de humedades más largo y de miles de años para llegar por ejemplo al Río Nazas o ha alguno de sus arroyos tributarios de la cuenca media. Fue muy interesante conocer un acuífero de rocas fracturadas.

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Escrito en: Manuel Valencia Castro Editorial Manuel Valencia Castro A la ciudadanía

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