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PEQUEÑAS ESPECIES

EL INTERNET DE MIS TIEMPOS

Que gran visión tuvieron nuestros padres al facilitar nuestros estudios cuando cursamos la secundaria y preparatoria hace décadas, con sacrificios adquirían una enciclopedia para pagarla en mensualidades, y poder realizar aquellas tareas escolares, donde ya no teníamos excusa para las malas calificaciones. Han pasado más de sesenta años y aún hacen acto de presencia esas docenas de tomos de elegante presentación en la biblioteca de los abuelos; Enciclopedia Temática, Quillet, Infantil, México a través de los siglos, Cumbre, La Segunda Guerra Mundial, entre otras obras. Ese fue el internet de nuestros tiempos. Recuerdo cuando inicié el primer año de la carrera en veterinaria, el primer libro que compré fue el de Anatomía de los animales domésticos de Septimus Sisson, en 1973 tenía un costo de cuatrocientos cincuenta pesos, era lo equivalente al pago de un mes en la casa de asistencia en la ciudad de Durango donde fui a estudiar, era mucho dinero, sentí cierto remordimiento al comprarlo y cuestionarme, y si no puedo con la carrera, pero fue lo contrario, cada vez que me desanimaba por todo lo que tenía que estudiar, recordaba lo orgulloso de mis padres por tener cuatro hijos en la universidad y los sacrificios que hacían, entonces encontraba el segundo esfuerzo y seguía adelante. Al inicio del primer año no entendía la terminología de la anatomía; que era una tróclea, un cóndilo, un acetábulo, una epífisis de un hueso determinado. Mi padre me facilitó el diccionario terminológico de medicina Salvat, que fue muy útil en toda la carrera, y que aún conservo y consulto. No fue nada fácil, logrando aprobar la asignatura de anatomía que nos impartió el Dr. Carlos Michelena, durante el primer año en la universidad.

Hace más de medio siglo no existía la variedad de libros de veterinaria con que contamos hoy. Cuando íbamos a la ciudad de México, mi padre me llevaba a la facultad de veterinaria, había un puesto de libros cuyo dueño nos reconocía, pues cada años visitábamos al "Paisa", como así le decían, y le comprábamos algún ejemplar, después íbamos a la librería Letrán, enfrente de la torre latinoamericana en el centro de la ciudad, contaban con una gran variedad de libros de veterinaria, y encontraba los que utilizaban algunos de nuestros maestros en clases, como la Patología veterinaria de Hutyra Mareck de dos tomos, independientemente de ser escaso, el costo era considerable, mil doscientos pesos, batallábamos para consultarlo al haber pocos ejemplares en la biblioteca de la escuela. En ocasiones compraba algún libro cuando lo encontraba en librerías de Durango, recuerdo la zootecnia de Esminger, lo utilizaban varios maestros, pregunté si lo podía apartar y pagarlo en abonos, aceptando el dueño, tenía un costo de quinientos pesos, aunque me quedaba sin dinero, pero valía la pena, por un tiempo sacrificaba el cine, y sin disfrutar de mis antojos a los veinte años de edad, cuando gozaba de gran apetito después de los desgastantes entrenamientos diarios de fútbol americano, y por las modestas raciones de comida en la casa de asistencia.

Era un privilegiado el consultar mis libros, fue mi internet hace más de cincuenta años, estudiaba cómodamente en el cuarto de la casa de asistencia donde me hospedaba, sin necesidad de ir a la biblioteca de la escuela y permanecer durante horas. Algunos amigos me visitaban para estudiar. A Juan C. lo envidiaba, con leer solo una vez comprendía y memorizaba la enfermedad que veríamos en clase de Patología, un servidor leía varias veces, y hacia un pequeño resumen para aprenderlo, Armando H. escribía todo, era el que más estudiaba y lo traicionaban los nervios en clase. La asignatura de Patología del tercer año la impartía el Dr. José Ma. Flores, teníamos que ir preparados en cada clase para presentar un posible examen parcial, estudiábamos a diario todas las enfermedades que habíamos visto con anterioridad. Solo decía un determinado día, saquen una hoja, es examen, anotaba en el pizarrón la enfermedad, "Retículo peritonitis traumática". Describan la enfermedad y tratamientos, el resultado se promediará con el examen final.

Un gran agradecimiento a todos nuestros maestros de todos los niveles escolares, por haber inculcado la disciplina del estudio y responsabilidad, básicos en nuestra vida y profesión, información que utilizamos diariamente, y que adquirimos hace más de sesenta años de estudiantes, almacenándose en los RAM de memoria de nuestras neuronas de capacidad infinita, funcionando mejor que el Internet de nuestros días.

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