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No hagas cosas buenas

Otrora 'decente'

ENRIQUE IRAZOQUI

Qué lamentable espectáculo ofreció el Partido Acción Nacional el pasado martes respecto a las negociaciones que había llegado con el Partido Revolucionario Institucional para prolongar una alianza electoral a nivel estatal en aras de las elecciones del próximo 2 de junio, donde además está en juego la presidencia de la república, la renovación o en su caso reelección de 500 diputados y 128 senadores.

En el día final para presentar ante el Instituto Electoral de Coahuila (IEC) el convenio pertinente para darle validez a una eventual alianza, Marko Cortés, presidente de Acción Nacional, da a conocer por la mañana del propio martes un acuerdo signado por él mismo, su secretario de Acción Electoral; más las rúbricas de "Alito" Moreno, presidente nacional del PRI; Rubén Moreira Valdés, secretario general del PRI; y del propio gobernador Manolo Jiménez Salinas.

La verdad es que el contenido de ese acuerdo haría sonrojarse al más burdo mapache electoral. Se pueden negociar posiciones en un gobierno de coalición, pero ¿notarías? ¿ratificación específica de un magistrado?

Además de ello, es muy claro el pronunciado declive de Acción Nacional en Coahuila, que en la pasada elección del 2023 sacó para sí el 6% de los votos: ¿de veras con eso pretendían que el PRI les cediera la candidatura a la alcaldía de Torreón?

Conforme transcurría la tarde y noche del día del vencimiento, las versiones de que finalmente el PAN estatal aceptaría lo que PRI le diera de acuerdo a sus posiciones en el estado, también era claro que estatutariamente en caso de consolidarse una eventual alianza, ésta tendría que ser avalada por la Comisión Permanente del PAN a nivel federal, la cual está claramente controlada por el propio Cortés.

Finalmente, el amplio control del PRI y del Gobierno local le dio al mandatario estatal el margen suficiente de maniobra para anexar al partido regional del norte del estado, Unidad Democrática de Coahuila (UDC), propiedad del Lenin Pérez Varela, al Partido de la Revolución Democrática, además de evitar que el Partido Verde se coaligue localmente con Morena y con el Partido del Trabajo. La mesa parece puesta para que el PRI vuelva a arrollar tal como lo hizo siete meses atrás. Por supuesto que el efecto federal tendrá repercusión ante la hasta ahora muy clara ventaja de Morena en la carrera presidencial, el problema lo tiene el PAN, que quizá hasta el registro estatal pierda este año. Hasta donde han llevado al otrora decente Acción Nacional sus actuales dirigentes.

REINA

Hace diez años el menor de tres hijos deseaba volver a contar con una mascota en casa. Sus padres y hermanos habían disfrutado la hermosa compañía de una perrita color ocre de raza dachshund (popularmente conocidas como salchicha) llamada Tomasa, que luego de doce años de existencia había alegrado a los demás integrantes de la familia, falleciendo apenas unos meses atrás.

La madre del pequeño niño de apenas 5 años, veterinaria de profesión, evidentemente tenía por los animales respeto, gusto y se afanaba en impulsar su digno cuidado en toda la extensión de la palabra. Sus tres hijos habían heredado la misma atracción, particularmente por los canes.

Como es sabido, hay una sobrepoblación de perros callejeros en la ciudad y existen asociaciones formales que promueven que antes de la comercialización de perros de crianza, los canes recogidos puedan encontrar un hogar donde cumplan un papel en las familias.

Así que la veterinaria negada a comprar, llevó al infante a un albergue de perros de la calle para que escogiera alguna (la condición es que, de adoptar, tendría que ser hembra). La elección pareció una broma del benjamín de la familia. Juan eligió a una perra horrenda.

De talla media, lejos de parecer un ejemplar de las razas clasificadas como toy, léase miniatura, la nueva integrante perruna de la familia era de tamaño intermedio, con una combinación de rasgos que no atinaba a acercarse siquiera a una raza determinada en particular. El pelo ni corto, ni largo, apenas poco rizado y de color crema claro. Feíta la pobre.

Muy inteligente, recogida de la calle, la chucha en un principio incluso huía ya en su nuevo hogar cuando alguien tomaba un escoba o trapeador, signo de que había sido maltratada.

Dulce, medianamente cariñosa y muy chipil, por diez años esa perra que con el pelo largo se veía como estropajo y cuando se le rapaba se veía peor, con un rabo parecido a un plumero, se robó el corazón de todos. No obstante, con los años a su casa han llegado un par de perros más: otra dachshund linda, un primoroso weimaraner y hasta una gatita divina. Sin embargo, su lugar prevalecía inmutable, fue siempre la reina.

En una de sus escapadas que tanto le gustaban cuando se abría la reja de la casa a la cual regresaba solo pasado poco rato, quizá comió algo que la enfermó severamente. Ni dos semanas pasaron para consumirse y ayer amaneció muerta donde estaba internada. Nos rompió el corazón a todos. Naturalmente sus deudos somos conscientes de la dimensión de la pérdida: se trataba de una perra. La misma que durante una década nos deleitó, acompañó y aportó a nuestras vidas una razón más para darnos cuenta de las maravillas que hay en la existencia, como lo es el amor de los fieles canes. Gracias, Reina, por tu vida perruna, nos regalaste tanto, nos enseñaste tanto.

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Escrito en: editorial Enrique Irazoqui editoriales

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