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No hagas cosas buenas

Oportunidad perdida

ENRIQUE IRAZOQUI MORALES

Es una terrible calamidad la pérdida de oportunidad que se tuvo en este sexenio próximo a concluir el día 30 de septiembre a las 24 horas.

El día de ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera criticó la desproporcionada acumulación de riqueza en manos de pocas personas, mientras hay una gran parte de la población global que vive en pobreza extrema.

López Obrador dijo textualmente: "vamos a seguir pensando en que se acumule la riqueza en el mundo en unas cuantas manos, mientras hay miles de millones de seres humanos sobreviviendo con menos de un dólar diario. Mientras salen en las listas de los multimillonarios que debería dar vergüenza, es obsceno, inhumano que unos cuantos tengan tanto y la mayoría carezcan de lo más indispensable."

Cierto que es un fatal defecto de la humanidad entera el permitir que existan en el mundo millones de personas en total miseria. Es condenable la indiferencia de tantos o más miles de millones de seres humanos que sencillamente nos volteamos hacia otro lado mientras los miserables padezcan a cada momento de su existir por su precaria condición.

El problema es que el presidente López Obrador plantea el asunto de la pobreza como una operación de suma cero, esto significa que la riqueza de alguna manera permanece estática y el problema está en el reparto de la misma. De acuerdo al aserto del primer mandatario mexicano, el problema estriba en que algunos cuantos voraces despiadados se quedan con inmensas proporciones de los bienes, dejando a millones con apenas migajas.

En cierta forma tiene razón. El ser humano es por esencia presa fácil de la codicia, y cuando las condiciones le son favorables a ejercerlas las aprovecha y acumula bienes y si es posible, poder. La educación, el cultivo del espíritu a través de la cultura general y el arte en sus diferentes manifestación, permiten al individuo un escalamiento en lo individual y en lo colectivo a estándares de conducta y satisfactores que le permitan dominar los primitivos instintos que subyace de origen en la especie humana.

Sin embargo, así como la codicia es una carencia en el comportamiento, todavía lo es más la injusticia. ¿Qué se quiere decir con esto? retomando el dicho del Presidente el día de ayer sobre lo obsceno de la distribución de la riqueza, es este caso en el mundo, pero es absolutamente aplicables a México.

Por supuesto que ofende que sea de tal magnitud la desigualdad, pero no es pretendiendo quitarla al rico para darle al pobre la solución. No es tan sencillo. No es justo en muchos de los casos.

Y no es justo porque en el supuesto de que A trabaje, se esfuerce, se prepare, se discipline; en tanto B sea perezoso, displicente, apático, terminen ganando lo mismo. Como tampoco sea justo que A compita con B cuando el primero tuvo educación de calidad, alimentación vasta, acceso a la salud en tanto que B se encontró sumido en la miseria. ¿ cómo ponerlos a competir con circunstancias tan disímbolas?

Y aunque no hay salida mágica que componga la injusta situación de manera inmediata, si hay medidas claras para paliar en el corto plazo la desigualdad - léase los programas sociales de la 4T- sin embargo en el mediano plazo la única respuesta para prosperar es a través de la inversión productiva y para ello debe encontrar condiciones materiales favorables y un estado de derecho en todo sentidos. La educación de calidad es el vehículo para realmente lograr el desarrollo individual y colectivo.

Es de celebrarse que México tenga un presidente sensible de verdad a la trágica desigualdad, estaba la mesa servida para combatirla frontalmente. Se avanzó en la moderación de la corrupción, en la entrega de programas sociales que contribuyeron a millones de mexicanos a salir de la pobreza (datos Coneval) Sin embargo esa animadversión a la inversión, un deplorable seguridad pública en términos nacionales, el detrimento en el sistema público de salud y las políticas públicas implementadas en la educación pública, impedirá de México pueda sacar más ciudadanos de la pobreza y eso paradójicamente es de don Andrés Manuel. Lo dicho, que oportunidad se ha perdido.

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Escrito en: editorial Enrique Irazoqui editoriales

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