Antonin Artaud / Obra selecta I.
Antonin Artaud fue un poeta que asumió todas las dimensiones y consecuencias que implica esa palabra.
Su cuerpo, su vida mental y su obra fueron lo mismo. Se unieron en el magma primordial, ardiente, peligroso, originario, de donde los antiguos seres humanos bebían sus historias, incor poraban sus mitos, hablaban con sus dioses, se curaban, decidían su destino, se hacían otros, pájaro, montaña, raíz, fruto y donde el arte no existía, sino que era simplemente la dimensión más alta, la más intensa, de lo que llamamos vida. Ahí, en ese punto, es donde Artaud construyó su cuerpo y su obra.
Las Obras selectas, publicadas en dos volúmenes, reúnen, por primera vez en español, sus escritos esenciales, su correspondencia y sus dibujos.
El lector encontrará aquí toda su trayectoria literaria: desde sus primeros poemas surrealistas hasta los textos fulgurantes del final de su vida; sus experiencias cinematográficas y teatrales; sus viajes hascia los antiguos mitos de México y de Irlanda; los años en los hospitales psiquiátricos; sus dibujos; su escritura final, furiosa y radiante en el misterio.
Antonin Artaud, a quien los psiquiatras calificaron de esquizofrénico, luchó incansablemente contra la escisión entre las cosas y los signos, entre el arte y la vida. No fue un enfermo mental.
Fue un poeta que nos abrió el camino, arriesgando su propia vida, hacia una posible redención, una posible cura para los males de Occidente. Y esa cura la encontró en un lugar físico y en un territorio mental: en los pueblos originarios de México. El lector tiene entre sus manos no un libro, sino un cuerpo-obra, un mapa, una estrella polar que lo llevará hacia el tiempo futuro en el que los mitos y los dioses volverán a estar entre nosotros.
SOBRE EL AUTOR
Antonin Artaud (1896-1948) fue poeta, actor, director de teatro, dramaturgo, y dibujante.
En 1896, en Marsella, nació en el seno de una familia acomodada, bajo el nombre de Antoine Marie Joseph Artaud. «Existe un misterio en mi vida, cuyo fundamento es que yo no nací en Marsella el 4 de septiembre de 1896, sino que atravesé ese día, llegado de otra parte, porque en realidad jamás he nacido y la verdad es que no puedo morir». Durante los años de juventud fue parte del movimiento surrealista.
Trabajó como actor de cine con Carl Theodor Dreyer, y en el teatro en numerosas obras, escritas por él mismo. Gracias a su Teatro de la crueldad transformó por completo la forma de concebir el teatro en Occidente. Consumió opio para aliviar sus dolores físicos y emocionales, que lo aquejaron constantemente.
Así, sólo agravó sus enfermedades. En el teatro, adaptó obras de Shelley y de Stendhal, con escenografías de Balthus. En Irlanda fue encarcelado por vagabundaje.
Vivió entre los rarámuirs en México, donde hizo suyos y vivió los rituales ancestrales con el hikuri. Una vida nueva se abrió ante su mente gracias a las antiguas tradiciones de México. A su regreso a Europa casi nadie lo comprendió. Fue internado por diez años en un hospital psiquiátrico. Lo trataron con choques eléctricos. Comenzó a dibujar. Al salir del hospital, sus amigos lo instalaron en Ivry, en el sanatorio del doctor Delmas.
André Breton le organizó un homenaje en el teatro Sarah Bernhardt. Expuso sus dibujos en la Galerie Pierre. Siguió consumiendo grandes cantidades de láudano. Le detectaron un cáncer imposible de operar.