Carlos Rotondi de Cruz Azul anotó el único gol del encuentro de la semifinal de ida del Clausura 2024. (EFE)
El Cruz Azul de Martín Anselmi está hecho una Máquina y, por ahora, no hay quien lo pare. Ni el calor brutal de la Sultana del Norte, ni fantasmas de ningún tipo, pudieron evitar el triunfo (1-0) en el estadio BBVA, que alimenta el sueño de la décima estrella.
Fuera de la cancha, de un lado adoptaron por dejarse el bigote, y del otro se apoyan en numerología y canciones; sin embargo, dentro del campo, el Cruz Azul juega mejor que el Monterrey y por eso ganó esta primera batalla.
La "maldición" de que en la fase de semifinales no le va nada bien a Fernando Ortiz se hizo presente en el Gigante de Acero.
Anselmi volvió a vencer a Fernando Ortiz en la estrategia y, aunque el "Tano" movió todas las fichas que pudo para revertir el resultado, no pudo hacerlo y estiró su racha sin poder derrotar a La Máquina como entrenador de La Pandilla.
Con un pletórico Estadio BBVA, pero Cruz Azul se fue adueñando de a poco de la posesión del esférico.
Rodolfo Rotondi (33') convirtió el único gol del partido, tras una gran jugada por el costado derecho y una exquisita asistencia de Alexis Gutiérrez.
El argentino definió de primera intención al poste inferior izquierdo de Esteban Andrada y fue suficiente para firmar el triunfo celeste.
El siempre revulsivo Jordi Cortizo entró a la cancha en el segundo tiempo, con la misión de repetir lo que hizo contra los Tigres en cuartos de final. No tuvo éxito.
El descanso y el ingreso de Jesús "Tecatito" Corona le sirvió a los regiomontanos, en la parte complementaria el partido se volcó más del lado del arco defendido por Kevin Mier en donde Brandon Vázquez tuvo la más clara de los locales, pero abanicó la redonda y dejó ir el empate.
Los cementeros se salvaron en varias ocasiones de que Monterrey les sacara el empate, ya que varios disparos de la ofensiva Rayada fueron a los postes o a las manos de Mier.
El Monterrey no demostró ser la cuarta mejor ofensiva del torneo y se quedó sin argumentos ante la segunda mejor defensiva. Sin embargo, los cementeros no se pueden confiar y -como dice la canción de Julieta Venegas que la afición celeste adoptó como cábala esta Liguilla- esta es "una historia todavía sin final".
