Hay libros llenos de sabiduría, y discursos colmados de verdad. También hay frases sabias, verdaderas. En ocasiones, sin embargo, toda la verdad y toda la sabiduría pueden caber en una sola palabra.
Hace muchos años murió en el Potrero un hombre, el más rico señor de la comarca. Era dueño de tierras y de casas; el ganado de sus agostaderos no se podía contar; él mismo ignoraba cuánto dinero tenía.
En su funeral uno de los presentes inquirió en voz baja:
-¿Qué dejó?
Con una palabra le contestó don Abundio:
-Todo.
Tenía razón: nada nos llevaremos con nosotros. Todo tendremos que dejar. Al final, dijo otro sabio, sólo nos quedará lo que hayamos dado a los demás.
¡Hasta mañana!