La palabra que titula este artículo ya no es muy usada en la actualidad. Tal vez, si usted lee autores como Horacio Quiroga, Gustavo Adolfo Bécquer o Miguel de Unamuno, se encuentre con este ahora extraño, pero hermoso, vocablo.
Sin embargo, no he visto que alguien considere esta voz estrictamente como un arcaísmo, porque si cierto escritor la utiliza, a muy pocos lectores les parecería extraña. Yo también creo que aún no es una palabra arcaica, aunque su uso haya menguado en los últimos años.
Lontananza aparece en escritos ya un poco añejos con el significado de algo lejano (lontano, se dice en italiano), que apenas se puede ver, precisamente porque está allá, en un lugar muy retirado.
En el argot de los pintores lontananza es el punto del cuadro que se ve más lejos, según la perspectiva utilizada en la pintura. Debemos recordar que la tela en la que se pinta es plana, pero como el efecto de la perspectiva nos hace percibir unas cosas más alejadas que otras en razón de su tamaño, de la disposición de sus líneas horizontales que se convierten en inclinadas, y de un sutil cambio de color, entonces el horizonte se ve como si estuviera hundido dentro de la superficie plana. Según algunos historiadores este efecto fue descubierto en el renacimiento, y al parecer, quien lo utilizó por primera vez fue Leonardo da Vinci, quien además de dibujar los objetos de un paisaje en perspectiva, los retrazaba (los volvía a trazar) para diluir las líneas y así producir el efecto de "sfumato", es decir, tallaba el papel con un esfumino (una especie de lápiz, pero hecho totalmente de papel y con punta no afilada) para difuminar los trazos y obtener el efecto precisamente de lontananza.
Esta palabra la utilizaron en el pasado principalmente los poetas, o bien quienes escribían prosa no tan prosaica, sino tal vez culta o un poco poética, para describir cosas inalcanzables, como un amor imposible, o para nombrar utopías, aunque en estos casos se trata más bien de sentidos traslaticios o indirectos de lo que originalmente significa la palabra. Claro está que también la utilizaron en sentido propio, para describir un lugar distante.
Sin embargo, este concepto y su correspondiente palabra no se han utilizado solamente en pintura y literatura, pues la música actual también ha echado mano de él, como en el caso de Luigi Nono, compositor italiano, quien al final del siglo pasado, en los meses de la terminación de la guerra fría, compuso Lontananza Nostálgica Utópica Futura, para violín solista y cinta de ocho pistas. Este extrañísimo título se refiere al pasado reflejado en el presente que genera una utopía lejana. El compositor estaba comprometido con la ideología comunista, y veía que el mundo ideado por Karl Marx e intentado por Joseph Stalin, se estaba diluyendo o esfumando, por eso compuso esta obra que expresa lo lejano e inalcanzable por utópico.
Basta escuchar esta composición para darse cuenta de que el título está perfectamente justificado, pues se trata de un adagio continuado, es decir, triste por su lentitud, y cuando escuchamos esa extraña pieza de música, sentimos los objetos lejanos e inalcanzables, al menos esa intención tuvo el autor cuando la estaba componiendo. Una opinión personal, y tal vez muy subjetiva es que esta pieza musical es semejante (mutatis mutandis) al Adagio para Cuerdas y Órgano, de Albinoni, pues tiene la misma idea de tristeza por algo inalcanzable.
Lontananza, pues, es un lugar lejano, que se ve con dificultad y que por su misma distancia se antoja inalcanzable.
Cuando usted lea a autores del siglo pasado hacia atrás, tal vez se encuentre con esta palabra, y alégrese de que todavía se publiquen vocablos que en otros tiempos tuvieron una carga poética puesta conscientemente.