Un señor doctor que se apellidaba Condom es el responsable del nombre del condón porque él lo inventó, al menos esa es la información que yo tenía hasta que encontré otra documentación que desmiente lo anterior y asegura que el padre de este artilugio fue el médico italiano Gabriele Fallopio y que su invento data del año 1550.
El nombrecito —del condón, no del doctor— le viene del latín condere que significa “contener”. Y sí, el doctor Fallopio es el que describió también las famosas “trompas de Falopio”.
De todas maneras, aunque el caso de Condom tal vez no lo sea, en nuestro idioma existen una gran cantidad de palabras que son derivadas de nombres propios. Aquí le tengo algunos casos adicionales a los que ya hemos visto en este espacio.
Dantesco es un adjetivo que se le aplica a un suceso muy impresionante, especialmente a un incendio o alguna otra pavorosa catástrofe, porque se supone que le relaciona con la descripción de los infiernos que hacía Dante Alighieri en La Divina Comedia hace como 700 años.
El galgo es una raza de perros delgados y musculosos, famosos por la velocidad con la que saben correr. La palabra “galgo” es una abreviatura de canis gallicus que significa “perro francés” por el gran desarrollo que alcanzó en Francia la cría de estos perros, en tiempo de los romanos. Francia era entonces Las Galias, por eso a las palabras que se derivan de ese idioma se les llama galicismos.
Y ya que andamos en territorio francés déjeme decirle que el sadismo se llama así “en honor” del marqués de Sade, que no era marqués sino conde, un novelista que se dedicó a estudiar este tipo de “perversiones” y cuyo nombre completo era Donatien A. Francois. Sádico es aquel a quien el dolor ajeno le produce placer. La contraparte del sadismo es el masoquismo porque el que tiene esa perversión siente placer con el dolor en carne propia.
El masoquista es el que dice “mientras más me humilles y más me pegues, más te quiero”. El masoquismo debe su nombre a otro novelista — en este caso austríaco— de nombre Leopold von SacherMasoch por una novela que escribió en la cual un tipo así, que gozaba orgásmicas tundas, era el protagónico. Maquiavélico es algo retorcido y diabólico, algo que se trama con ingenio y con saña para conseguir fines propios.
El adjetivo se usa por alusión a Niccolo Maquiavelo notable diplomático y escritor, autor de la novela El Príncipe cuya tesis principal es que el gobernante no se rige por los preceptos que dicta la moral ordinaria… o sea que el gobernante, según Nicco, tiene su propia moral y más nos vale que nos ajustemos a ella.
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ME PREGUNTA Fernanda Suárez: ¿cuál es el origen de la palabra rorro?
LE RESPONDO: La palabra rorro sí aparece en el Diccionario de la Real Academia Española y proviene de la partícula “ro” que es una voz, que repetida se usa para arrullar a los niños.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: El Internet es el único que cuando se cae, nadie se ríe.