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Las palabras tienen la palabra

Por qué te ponen los cuernos

JUAN RECAREDO.-

Ya se supo que Licha le pone el cuerno a Rubén. ¡Híjole, qué fuerte! Ya con eso se puede saber que Licha le da vuelo a la hilacha con otro tipo que no es Rubencito, su legítimo esposo, casado con ella por las tres leyes: por el civil, por la iglesia y por… bueno, en este caso, el "buey" utilizado como adjetivo también tiene relación con la cornamenta, porque ese cuadrúpedo es impotente sexual y tiene cuernos.

¿Por qué se usa esa analogía de los cuernos para decir que una persona le es infiel a su legítima pareja, especialmente en el caso vergonzoso en que la víctima conozca la infidelidad de su media naranja y no haga nada por evitarlo?

Ahí le va una historia: En el Imperio Bizantino hubo un emperador que osaba llamarse Andrónico y, que con ese nombre, acostumbraba circular por el primer cuadro de la ciudad sin pena ninguna.

Al tal Andry le gustaba tener amantes y para no batallar mucho en conseguirlas, las escogía entre las esposas de los altos dignatarios de la Corte.

"Oye Lacayo… fíjate que la esposa del ministro de Hacienda me cuachalanga, o sea que me gusta, me cuadra, me pasa un resto. Dile que a la noche venga a visitarme porque quiero platicar con ella". En ese caso, que se daba con frecuencia, ni la dama requerida ni el marido podían hacer algo por evitar la cita y aunque no lo dijeran, sabían cómo iba a terminar aquello.

Una cualidad que había qué reconocerle a Andry, lo que sea de cada quien, es que era muy agradecido. A los maridos de las señoras que la habían pasado con él, les regalaba enormes cotos de caza que ellos aceptaban sin hacer muchas preguntas.

Cuando aquellos señorones tenían ya su propiedad, fijaban en la entrada de la casa una cornamenta de ciervo para pregonar a los cuatro vientos que ellos practicaban el deporte de los reyes: la cinegética, que viene siendo la cacería.

La idea de poner aquellos cuernos ahí era presumir que eran cazadores pero llegó un momento en que se divulgó la noticia de que aquella distinción se le hacía solamente a los señores que se hacían de la "vista obesa" cuando el emperador requería a la señora para satisfacer sus deseos.

Entonces, al ser aquello del dominio popular, el tener unos cuernos en la entrada de tu casa, en lugar de enaltecer tu nombre y tu honor, los hacían pedazos porque todo el mundo sabía que lo que había de fondo era que le compartías la señora al emperador y luego te hacías el "occiso".

Así es como -dicen- nace la historia de los pobres cornudos. Es una historia, nada más… ¿será cierta? Eso no importa y tampoco es para tomarla tan serio… al final de cuentas, cada quién hace de su vida lo que quiera. ¿O no?

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA Rogelio Martínez: ¿Cuál es la palabra correcta? ¿enquilosar o anquilosar? ¿Cuál es el significado exacto de este verbo?

LE RESPONDO: Lo correcto es anquilosar, que significa entorpecer, detenerse una cosa en su progreso.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Ya para cuando se entera el cornudo, es porque ya lo sabe todo el mundo.

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