Columnas Social

Columnas

Las palabras tienen la palabra

Estas mujeres tienen nombre

JUAN RECAREDO.-

¿Cómo se llamaba la mujer de Sancho Panza? No se sabe. Bueno, en realidad sí se sabe, pero es que Cervantes al escribir el Quijote no le puso mucho cuidado a ese detalle y cuando citaba a la mujer de Sancho, unas veces la llamaba Teresa, pero en otros capítulos le decía María, en otros decía que era Juana y luego le cambiaba el nombre por el de Joan.

Vale ahora sacar a la luz algunas de esas mujeres que fueron parte importante de la historia o de la literatura pero -injustamente creo yo- no se les dio nombre alguno, o se les dieron muchos nombres que es casi tanto como ignorarlas porque eso quiere decir que no se respetó su identidad, ni siquiera en el campo literario.

En la Biblia hay muchos ejemplos de mujeres que desempeñaron algún papel importante y ni siquiera se menciona su nombre. No es el caso de María Magdalena, que se llamaba así porque procedía de Magdala, localidad situada en la costa occidental de lago de Tiberíades. También está el caso de Sara, la mujer de Lot que, aunque le dijeron que no volteara para atrás, como buena señora le ganó la curiosidad y ahí mismo… ¡pum! Se quedó convertida en estatua de sal según las creencias religiosas.

En el caso de otras mujeres se les ignoró olímpicamente. Por ejemplo, la mujer de Noé. ¡Imagínese la chamba que representaba organizar a todas las parejas de animales que viajaban en el arca mientras el diluvio caía sobre la Tierra! En toda esa logística seguramente tuvo mucho que ver la esposa de Noé a quien de hecho se le menciona en varias ocasiones, pero no se revela su nombre, ¡nunca se dijo cómo se llamaba! y con todo respeto, pero eso no me parece justo.

Otra que trabajó sin el crédito correspondiente fue la hija del Faraón. Fue aquella que cuando su padre, que en esa época trabajaba de faraón, se le hizo que el mundo se estaba llenando de hijos primogénitos y sin pena alguna mandó que los mataran a todos. Pero su propia hija -o sea, la hija del Faraón- se encontró a Moisés en una canastilla flotando en el río y decidió salvarle de su salvaje padre. Pero ahí me surgen varias incógnitas.

En primer lugar, si en estos tiempos una chamaca sale un día cargando un bebé y dice que se lo encontró en una canastilla flotando en el río ¿usted le creería? ¿Cómo? ¡Si las canastillas no flotan! Con lo malpensados que somos, todos la acusaríamos de haberse comido el lonche antes del recreo.

Pues de esta chica tan caritativa que fue la mamá adoptiva de Moisés nunca se dio el nombre, al menos no en la Biblia pues hubo autores posteriores que sí le pusieron algún apelativo.

Y seguramente se acuerda usted de aquella pobre mujer que la pescaron unos vecinos cuando afanosamente le ponía el cuerno al marido y a puras pedradas fue llevada ante Jesús y éste dijo: "Ya déjenla. ¿A poco ustedes son unas blancas palomitas? A ver, el que no haya andado en las mismas andanzas alguna vez, que tire la primera piedra".

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA Roberto Muñoz: La palabra "dioquis" ¿existe como tal? No viene en el diccionario.

LE RESPONDO: La expresión "dioquis" o "de oquis" es un mexicanismo, por lo tanto aparece en el Diccionario de Mexicanismos. Viene del árabe oque que se refiere a una retribución o propina. Cuando se hacía algo sin pago, sólo por una propina, se decía que se hacía "de oque". Con el tiempo la expresión se transformó en "dioquis" o "de oquis" para algo que se hace de balde o gratis.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Si estudiar da frutos, que estudien los árboles.

Leer más de Columnas Social

Escrito en: Las palabras tienen la palabra

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2284402

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx