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Las palabras tienen la palabra

Se acerca semana santa

JUAN RECAREDO.-

Este año seguramente será como los anteriores: me quedaré en casa durante las vacaciones, viendo en las redes sociales cómo todos se divierten andando de viaje mientras yo me enfoco en ir avanzando a mis trabajos y trámites que tengo pendientes.

A propósito, no sé usted, pero yo le tengo una fobia tremenda a hacer trámites, porque pierde uno mucho tiempo y se siente un inútil cuando le indican que llenó mal la solicitud o que le dicen: "noooo joven, ese papel no era…" Muchos de estos procesos burocráticos son un calvario… y entonces me acordé de la frase de Semana Santa: "estar pasando por un calvario".

La frase significa pasar por una serie de problemas o adversidades que pueden ser desde lo más simple -como el caso de los trámites engorrosos- hasta cosas más graves, como le pasó precisamente a Jesucristo cuando lo crucificaron, porque hay que reconocer que sí tuvo que pasar una buena cantidad de cosas extremadamente malas.

El Monte Calvario es el lugar donde crucificaron a Jesucristo, aunque en realidad se llamaba Golgotha, que algunos dicen que nace del hebreo pero hay otras versiones bien sustentadas que dicen que es una palabra aramea. El caso es que en Gólgota -como se dice generalmente en español- era donde se hacían las crucifixiones y después de hacerlas iban quedando los huesitos de los cadáveres… y pues como que a los ejecutores no les importaba mucho limpiar el lugar o esconderlos… de perdido enterrarlos. No, para nada; ahí los dejaban y lo que más llamaba la atención -como siempre que ve uno un esqueleto- pues es la calavera.

Había tantas calaveras ya en Gólgota que se empezó a usar la palabra latina calvarium para designar al lugar, porque calvarium significa osario, o sea "lugar de las calaveras"; una palabra que venía de calvaria que es "calavera".

Total que se hizo costumbre nombrarlo como Monte Calvario al lugar donde se crucificó a Jesucristo, por todas las calaveras que ahí había. Así que ahora utilizamos este término para describir cuando estamos pasando por una serie de desgracias, problemas o pesadumbres, es decir, que pasamos o vivimos un calvario.

Le comento rápidamente otra frase de este tipo: "llorar como una magdalena". ¿Y a quién se refiere? Pues evidentemente a María Magdalena, que fue una mujer adúltera que es salvada y perdonada por Jesús. Ella, al sentirse arrepentida, se pega mucho con Jesús y en la mayor parte de las representaciones que se hacen de ella aparece llorando como ella -como una María Magdalena-, con cara de arrepentimiento por los pecados que cometió en su momento.

El nombre de Magdalena proviene de su lugar de origen que es Magdala, una ciudad ubicada entre la orilla occidental del Mar de Galilea y la base del Monte Arbel, en Israel.

Y ya lo dejo por hoy, que me tengo que ir a hacer un trámite. Ni modo.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA Aldo Guerrero: "Aprovecho para saludarle con una duda más: ¿cómo es correcto decir, "chequé existencias" o "chequeé existencias"?

LE RESPONDO: En español se consideran sinónimos estos dos verbos: "checar" y "chequear". Este último es un término adaptado del inglés to check que es "comprobar", mientras que "checar" es un verbo transitivo que se deriva de este término. En su conjugación, el pretérito -pasado- de checar es "chequé" y de chequear es "chequeé". Puede usar indistintamente "checar" y "chequear", si usa el primero, lo correcto es: "chequé existencias" y si usa el segundo, lo correcto es: "chequeé existencias".

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: El dinero es como el papel sanitario: cuando se necesita, ¡se necesita ya!

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