"La imitación es la forma más sincera de admiración que la mediocridad le puede ofrecer a la grandeza".
Oscar Wilde
Godoy se une así a las filas de esos deshonestos, como Esquivel y el expresidente Enrique Peña Nieto, que han alcanzado importantes cargos de poder a pesar de haber plagiado porciones importantes de sus tesis de licenciatura.
No sorprende que la fiscal general de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, haya cometido plagios en su tesis de licenciatura. El robo de textos parece una forma común con la que los políticos obtienen títulos universitarios que les permiten alcanzar cargos de poder. Lo que asombra es que haya plagiado de manera tan descarada de un autor liberal, como Mauricio Merino, o de uno de los grandes impulsores de las políticas públicas pragmáticas, Jean-Claude Thoening. Ni el liberalismo ni el pragmatismo son características del lopezobradorismo que ella defiende.
El artículo "La tesis de la pasante Ernestina Godoy" del doctor -él sí, doctor-- Guillermo Sheridan es contundente. Como en el caso de la tesis de licenciatura de la ministra Yasmín Esquivel, Sheridan ha presentado muestras de páginas completas plagiadas y ha incluido vínculos con la tesis y las obras originales. El capítulo cuarto de la tesis, de 25 páginas, "está íntegramente copiado" de un texto de Merino de 1995, "incluyendo las citas al pie de página". En el capítulo 3 Godoy plagia partes del artículo "Política pública y acción pública" de Thoening, divulgado en español en la revista Gestión Política del CIDE. No son simples omisiones de comillas, es un robo descarado. Cuando cita un texto de Luis F. Aguilar que remite a Thoening, "Godoy prefirió evitar el nombre del autor original".
La fiscal ha respondido igual que la ministra Esquivel: negando lo evidente. El mismo 5 de enero publicó una carta sobre el artículo "de la persona de nombre Guillermo Sheridan" en la que calificó los señalamientos de "totalmente falsos y absurdos". Dijo que esos "infundios se dan en el contexto de ratificación como Fiscal General de Justicia, en el que me encuentro inmersa en este momento, y buscan de forma burda y grotesca descalificar, a como dé lugar, mi imagen". Añade: "Mi tesis, [su coma] fue calificada y aprobada por distintos sinodales de [la] Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, con el correspondiente soporte de un asesor de tesis".
Además de las descalificaciones a Sheridan, o de su mención de la aprobación de la tesis por la burocracia de la UNAM, esa institución que el presidente califica de "neoliberal", Godoy no aporta una sola prueba a su favor. No argumenta siquiera que se le haya olvidado colocar comillas o que se distrajo y por eso borró a Thoening de la referencia de Aguilar. Al no aportar argumentos, la carta se convierte en confesión de parte.
Lo triste es que ya hemos visto que en la Cuarta Transformación la deshonestidad, lejos de ser motivo de vergüenza, se considera una virtud. A la presidenta de la Universidad Harvard, Claudine Gay, se le comprobaron "algunos casos de citación inadecuada" y ella misma "solicitó proactivamente" cuatro correcciones a las revistas académicas que la habían publicado. Terminó, empero, por renunciar a su cargo; es una cuestión de dignidad. En México la ministra Esquivel no solo se ha negado a renunciar a la Suprema Corte, donde cumple una función de apoyo a las posiciones del presidente, sino que incluso ha tomado medidas legales para impedir que la UNAM dé a conocer los resultados de la investigación sobre su tesis. No hay ninguna indicación, por otra parte, de que Godoy renunciará a su intento de ratificación como fiscal de la Ciudad de México, que debe votarse hoy en el Congreso capitalino.
Godoy se une así a las filas de esos deshonestos, como Esquivel y el expresidente Enrique Peña Nieto, que han alcanzado importantes cargos de poder a pesar de haber plagiado porciones importantes de sus tesis de licenciatura.
MÁS VIOLENTO
Es cierto que el número de homicidios en México bajó de un máximo de 36,773 en 2020 a 30,191 en 2023, pero también que en el sexenio de Calderón hubo 120,463 homicidios, en el de Peña Nieto 156,066 y en el de López Obrador se acumulan ya 176,011 (TResearchInternational). Este es el gobierno más violento registrado.
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