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Esclavitud posmoderna

YAMIL DARWICH

La definición de libertad es: "la facultad que posee una persona o grupo de personas para actuar en las diferentes situaciones de la vida según sus derechos y su propia voluntad; (…) implica el conocimiento previo de las consecuencias de los actos y se ve limitada cuando afecta la libertad del prójimo".

Los pensadores la definen: Platón, la entendía como el autodominio personal; Sócrates, decía que debía buscarse en el interior del hombre, en su alma; Aristóteles, la simplificaba a la capacidad para decidir; Rousseau, se refería a la libertad moral, el hombre dueño de sí, obediente a la ley del Estado sin perder su libertad individual; Sartre, la describía como toda conciencia exenta de toda determinación; Heidegger, al "ser- ahí", "aquí", "allí".

Ortega y Gasset, la entendía como la no sujeción del comportamiento a pautas previamente fijadas; y Fernando Savater sentenció: "Haz lo que quieras, pero ¡cuidado! solamente lo que quieras, no lo que te impongan las modas, la publicidad tramposa, los pésimos ejemplos que a diario se nos presentan, las coacciones sociales, lo que atropelle a tu prójimo, lo que invada los territorios de tus otros familiares, lo que te dañe o lo que vaya contra la vida. Haz lo que quieras, pero antes de hacerlo, encárgale a tu mente que le pregunte a lo mejor de tu corazón: corazón mío, ¿qué es lo que realmente quieres?".

El concepto de libertad nos lo han confundido, dejando de lado su real significado, dando paso a la propuesta para esclavizarnos.

La esclavitud posmoderna dejó atrás grilletes y cadenas; nos liberó de cárceles para encerrarnos con los deseos impuestos, aceptados como formas para poseer sin libertad.

En la economía observamos a una gran parte ocupada por los pobres, algo con clasemedieros y una porción, minúscula, de ricos "empoderados", esclavistas posmodernos.

El propósito de producir bienes, comercializarlos y generar dinero para distribuir es muy inequitativo:

Hoy, según la UNICEF, morirán 8,500 niños por inanición y en el mundo hay más de 155 millones de menores con desnutrición, favoreciéndoles enfermedades y muertes evitables.

Los choques sociales causados por la desigualdad ya no son noticia y las emigraciones hacia naciones con mejores condiciones, buscando legítimamente sobrevivir, es preocupación política/económica.

Nosotros padecemos por la entrada ilegal de desesperados a México, con incapacidad y/o negligencia mal intencionada de las autoridades. Revisando el origen de tales nómadas, encontramos que provienen de países que sufren gobiernos corruptos, pseudo idealistas de izquierda, ineficientes administradores públicos y hasta narco políticos.

Recordemos: al caer el muro de Berlín, los alemanes trataron de ubicarse en el lado occidental; los cubanos, venezolanos, ecuatorianos, hondureños y otros más, sueñan como destino los EUA, viendo a México como "premio de consolación".

Nosotros seguimos tal camino hacia la pobreza y la esclavitud politiquera.

Al hablar de la nueva esclavitud, debemos revisar los mecanismos con que nos dominan: créditos plastificados, con tarjetas personalizadas y posibilidades de endeudamiento muy por encima de la real salud económica personal y familiar; ofertas de vivienda, autos, ropa, viajes y demás, siempre con lógica engañosa ofreciéndonos "pagos chiquitos". ¿Usted qué tan engañado está?

El método utilizado es sencillo, más de lo que pensamos: desbordarnos con ganas y deseos por lo material; prometernos satisfacción física; destruir lo aprendido por tradiciones, particularmente religiosas y de principios de convivencia; provocarnos ansiedad, con la irreflexión y hasta inhibiendo el bien pensar.

El uso de anzuelos afectivos es utilizado con eficiencia maliciosa: referirnos al éxito como muestra de poseer, aún por encima de los valores aprendidos; destacar el libertinaje, haciéndole promoción y presentándolo como muestras de poder; el sexo, como manifestación de superioridad que, sin darnos cuenta, nos lo manipulan como herramienta para deformar principios de bueno y malo, promoviéndolo con imágenes materialistas vendidas como de dominio y superioridad.

Nos hacen desatender lo recomendado por pensadores utilizando la malicia, envolviéndonos con publicidad engañosa: de ropa que deberemos cambiar seguido, hasta en cada temporada, imponiéndonos estilos, colores y diseños; tecnología con nuevos modelos trimestrales; ofreciéndonos coches que -nos convencen- reflejan poder; equipos de comunicación que en unos cuantos meses dejan de ser "tecnología de punta", declarándolos necesarios para endrogarnos; insistirnos que "tener es lo que nos hace ser", aunque dejemos de lado nuestros más profundos sentimientos de respeto y reconocimiento personal, llegando a promover rompimiento con cercanos, reflexivos que pudieran orientarnos en nuestro actuar.

Le invito a reflexionar sobre el tema; pensar en lo que debemos pagar y el uso que le damos a todo eso que, embobados, compramos sin realmente necesitarlo.

Lo más doloroso: luego de hacer números y saber cuánto debemos y estamos adeudados por superficialidades… ¿en qué hubiéramos invertido para mayor calidad de vida?... ¿en felicidad?

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