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Utopía y trascendencia

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE.-

A partir de los elementos culturales que nos heredaron y la educación a la que fuimos sometidos, surge en el ser humano la posibilidad de una sociedad perfecta, por un lado, y la continuación de la vida después de la muerte por el otro.

Las sociedades perfectas se han delineado desde los griegos: Platón es uno de los que la imaginaron. En la edad media, Campanella, Bacón y Tomás Moro. Esta última la intentó poner en práctica Vasco de Quiroga en los hospitales de la cruz y posteriormente en las tierras tarascas. De Moro toma el nombre de utopía, la sociedad idealizada, la que nunca ha existido.

De la misma manera, en la edad media y en el renacimiento, surgieron sectas religiosas que llevaron al último extremo la idea de pobreza cristiana. Algunas veces, en contra de las enseñanzas de la iglesia, tanto así que fueron perseguidas, como los albigenses, y otras, de acuerdo a la institución, como san Francisco de Asís, o los carmelitas descalzos, con Santa Teresa de Ávila a la cabeza.

La búsqueda de la felicidad social estaba en la repartición de los bienes. Posteriormente, en el siglo XIX, las ideas que partían de la religión fueron remplazadas por ideas que provinieron de nuevas ideologías como el socialismo, el ludismo, el comunismo marxista. Hay una nueva visión de la historia, que Carlos Marx planteó como la lucha de clases en un movimiento dialéctico qué si en Hegel era espiritual, él lo aplicó al materialismo. La lucha de los contrarios; se terminaría cuando la clase proletaria hiciese desaparecer a la capitalista.

En el caso de Ned Ludd, era el combate a la máquina que le quitaba el trabajo al hombre. Destruyendo a las máquinas, el hombre recobraría su felicidad.

El comunismo, por definición, es imposible. Ya que la sociedad sin gobierno y sin clases nunca se dará. En la historia de la humanidad, siempre ha existido una cabeza que dirige la familia, al clan, a la aldea o a cualquier tipo de sociedad. No basta la ley, es necesario quien la aplique.

Pero la ficción nos llena de fe en cuanto de que es posible perfeccionar el mundo en que vivimos; por otro lado, la ficción también nos ha hecho soportar innumerables tipos de gobierno que sólo han servido para explotar al hombre por el hombre.

Actualmente el liberalismo parte de la libertad de hacer sin que el gobierno intervenga en las relaciones económicas, o en las humanas. El antecedente era el gobierno de los reyes que proclamaban que eran los representantes de Dios en la tierra; lo cual no tenía mucho sustento, ya que las familias reales europeas se desprendían del imperio carolingio que a su vez había desplazado al merovingio en un acto de rebeldía. Pipino había sido su mayordomo.

Este poder político se enfrentó al poder religioso que tenía como cabeza al papado. Cada quien quería estar arriba del otro, aunque Carlo Magno recibió la corona, en el año 800 de manos del papa, fundando el imperio romano germánico, en contra de los deseos del imperio romano de oriente que perduró hasta la caída de Constantinopla.

El imperialismo consistió en que ciertos países conquistaron a otros poniendo como pretexto la difusión de la fe y el sub desarrollo. La realidad de las cosas era la explotación de los pueblos más débiles por los más fuertes. España conquista América, Portugal la ruta africana que conecta con Asia, Inglaterra a la India y a China, Europa se reparte Áfricas y el Congo se vuelve propiedad privada de Leopoldo de Bélgica con nefastas consecuencias.

Con la independencia de los Estados Unidos y la revolución francesa, los reinos se comenzaron a desmoronar y vinieron las democracias con los tres poderes. Los imperialismos continuaron; una de las cosas que hizo Napoleón fue el deseo de conquistar Europa.

La idea de los gobiernos mundiales y totalitarios no desapareció; lo que llamamos comunismo se impuso en Rusia y en China. Los Rusos inventaron las internacionales que era supeditar a los demás países que se hacían comunistas, a su dependencia.

El mundo se dividió en dos; por un lado, el neoliberalismo, y por el otro el comunismo. Aunque Rusia se desmoronó, la lucha persiste. Los dos intentas convencer ir en pos de la sociedad perfecta; pero ésa no se ve por ninguna parte.

León Felipe decía: Al hombre lo visten con cuentos.

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