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En tres patadas

Diego Petersen Farah

No conozco a Ricardo Salinas Pliego; solo al personaje que encarna en las redes sociales llamado el Tío Richiy confieso que me parece abominable. Digo esto porque es importante separar el placer enorme que genera que alguien, quien sea, le ponga cara al personaje que se burla de las personas por su aspecto físico, que presume la riqueza y la confunde con éxito, y que es capaz de despreciar a quien no piensa igual que él, de lo que es la obligación de pagar impuestos y el derecho ciudadano a ser escuchado en juicio cuándo no estamos de acuerdo con lo que plantea la autoridad, en este caso fiscal.

La deuda fiscal de las empresas de Salinas Pliego es un litigio muy antiguo, al menos de una década atrás, y algunos asuntos vienen del siglo pasado. Eso en sí mismo es una anomalía. Por el bien del Estado mexicano y por la seguridad jurídica de las empresas un litigio fiscal no debería durar tanto. Nadie gana con eso, excepto, claro, los abogados.

Ricardo Salinas Pliego fue uno de los empresarios más cercanos a López Obrador al inicio de su sexenio. Fue el primero de los grandes (Salinas es la tercera fortuna del país solo detrás de Carlos Slim y Germán Larrea) en decantarse abiertamente por Andrés Manuel en la campaña del 2018 y eso le reportó grandes ganancias. Sí, estoy diciendo que los que dicen que no son iguales actúan igual: el presidente le pagó los favores recibidos en campaña al dueño de TV Azteca con negocios que no pasaron por licitación, la principal de ellas ser el banco donde se entregaban los programas sociales. Esto es, ambos se han beneficiado de una relación entre poderosos y ninguno de los dos se puede llamarse a engaño.

Tan incorrecto es que López Obrador ventile información fiscal de un ciudadano, da igual que se trate de un magnate o de pequeño comerciante, como que Salinas Pliego use una concesión pública de televisión para ejercer presión y no pagar impuestos.Ambos están montados ahora en sus personajes y esa es la parte delicada. El Pejehaciendo justiciapopular convirtiendo la mañanera en tribunal más allá de sus atribuciones legales, y el insoportable Tío Richihaciéndose la víctima.

Quien debe dirimir este diferendoes el Poder Judicial y en la medida en que lo haga de manera clara y expedita dará certidumbre a todos sobre nuestra relación con el fisco. No importa que paguemos poco o mucho, sino que sea proporcional con los ingresos y que los vivales, como el Tío Richi, no se salgan con la suya y que, si tienen razón Salinas Pliego, no haya sospecha de favoritismo o tráfico de influencias.

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