Empoderar desde la prevención
La rutina de muchas personas incluye horas y horas de sedentarismo así como un consumo abundante de alimentos ultraprocesados, con alto contenido de calorías y un escaso aporte nutricional.
No debe olvidarse que a estos alimentos son añadidos colorantes y conservadores, es decir, sustancias nocivas para la salud.
Promover el bienestar pasa por destacar la importancia que poseen la nutrición de calidad y la actividad física. A últimas fechas se han hecho esfuerzos por difundir las bondades de una y otra desde los niveles básicos de educación, pero no se ha conseguido el impacto deseado.
Una razón es que las familias no participan de la información que se brinda en las aulas, información que empieza a dejarse de lado cuando los alumnos salen de clase. Así que la tarea recae, principalmente, en los médicos.
Dentro de las amenazas para la salud que deben atender los profesionales sanitarios se destacan los males crónico-degenerativos.
La misión de los doctores es prevenir, o atender, estas afecciones y sus complicaciones.
En general, la ciencia clínica apunta a perfeccionar los conocimientos que reciben los médicos para que estos empoderen a sus pacientes, desde edades tempranas, con información real, sencilla y clara.
Esto para evitar que adquieran enfermedades que condicionen sus vidas.
EDUCAR Y CONCIENTIZAR
Males como la diabetes pueden prevenirse mediante la adopción de un estilo de vida activo y consciente de la nutrición.
Una vez que se padecen, la tarea consiste en postergar las complicaciones lo más posible.
La característica que homologa a los males crónico-degenerativos es que la enfermedad no termina con la vida del paciente. Sucede que estas afecciones conducen al síndrome metabólico, el cual se puede controlar muy bien, y hasta revertir, en las primeras etapas.
Cuando los pacientes entienden esto, se comparte la responsabilidad de mitigar la incidencia de complicaciones.
Prevenir exige educar y concientizar a los individuos sobre cómo mejorar, o recuperar, su salud, y adecuar el estilo de vida para mantenerse en buena condición; se trata de tareas prioritarias toda vez que aún no existe forma de incidir en el factor genético que predispone a ellas.
Empoderar al paciente adquiere mayor relevancia cuando se consideran los factores que influyen en la atención que brinda el sistema sanitario a los afectados por males crónico-degenerativos:
1. Un creciente número de casos.
2. Su contribución a la mortalidad general.
3. La complejidad del tratamiento.
4. El costo elevado de la atención no sólo de la enfermedad sino de las diversas complicaciones que la acompañan.
El personal sanitario es insuficiente para atender al gran número de pacientes de estas enfermedades; de ahí que sea indispensable que los diagnosticados con estas afecciones participen del cuidado de su salud.
Esto representa, en el caso de los diabéticos, comprometerse con el monitoreo de glucosa; revisar la tensión arterial, en el caso de los hipertensos; o estar al pendiente de ambos indicadores cuando se sufren las dos patologías.
ATACAR EL PROBLEMA
En la comunidad clínica se tiene claro que las políticas públicas y los programas que involucran la promoción y protección de la salud deben enfocarse en atenuar el creciente número de casos de primera vez y, en consecuencia, que se complique la situación de quienes ya están en tratamiento.
Existe evidencia de que las medidas de atención primaria y empoderamiento a través del autocuidado generan beneficios a corto, mediano y largo plazos.
Esto debería funcionar como aliciente para enfocar la atención médica en tareas dirigidas a reducir las complicaciones derivadas de una detección tardía. Cuando la enfermedad crónica arraiga en un organismo acarrea tratamientos más costosos que no siempre arrojan los resultados deseados.
La diabetes mellitus y la hipertensión pueden provocar dermatitis, pie diabético, aterosclerosis, dolor torácico, infarto al miocardio, insuficiencia cardíaca, ritmo cardíaco irregular, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal.
Que un individuo presente dos o más de estas consecuencias significa que ha llegado a su vida el síndrome metabólico, pésima noticia toda vez que se trata de un mal complejo y costoso tanto para el paciente como para la institución que brinca el servicio médico.
Además, debe mencionarse que existen pocas posibilidades de controlar sus consecuencias, unas que incluso llegan a ser fatales.
TIEMPO DEL CAMBIO
Los decesos ocurridos por estas afecciones pueden prevenirse con un cambio en el estilo de vida y la adopción de hábitos saludables.
Cuando estos cambios se dan de forma oportuna, se modifica el curso normal de muchas condiciones clínicas y se retrasa la aparición de dificultades como las ya expuestas.
Varias condiciones que determinan la incidencia de afecciones crónico-degenerativas pueden ser modificadas por y a favor del paciente: sobrepeso, obesidad, alta concentración de lípidos en la sangre, hipertensión, tabaquismo, sedentarismo y una dieta poco saludable.
Obesidad, diabetes, males cardiovasculares y neoplásicos son trastornos y males que pueden prevenirse, como las enfermedades infecciosas, aunque las estrategias que reclaman son completamente diferentes.
En México, la misión consiste en disminuir la incidencia de casos nuevos, así como reducir la aparición de complicaciones en los ya diagnosticados.
Para ello, se requiere empoderar a los pacientes de modo que tengan la posibilidad de manejar su enfermedad y recurran a los profesionales de la salud de forma periódica.
La herramienta más poderosa actualmente es promover un estilo de vida que apunte a mantener a las personas en condición óptima desde la niñez.
Padecer algún mal crónico, cabe mencionar, no significa que ya esté dicha la última palabra. Existe evidencia de personas que han controlado sus niveles de glucosa mediante hábitos saludables, lo que les ha permitido abandonar los medicamentos.
Que un paciente se convierta en un promotor de la salud por experiencia propia sería un gran logro para las políticas y programas de salud en el país.
