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El poco trascendente debate

Enrique Irazoqui Morales

Pasado mañana será el tercer y último debate entre los contendientes por la Presidencia de la República que habrá de renovarse el próximo primero de octubre del presente año. Claudia Sheinbaum de Morena y sus aliados Partido del Trabajo y Partido Verde; Xóchilt Gálvez por la alianza del PRI, PAN y PRD y el esquirol de Jorge Álvarez Máynez por Movimiento Ciudadano.

Con ajustes en el formato y como temas a tratar en esta ocasión serán política social, inseguridad y crimen organizado, migración y política exterior.

El cuarto segmento tiene los temas: democracia, pluralismo y división de poderes.

Con ello, quedarán dos semanas para llegar a los comicios del 2 de junio, donde claramente se puede prever ganadora: la doctora Claudia Sheinbaum.

¿Será lo mejor para México? Muy difícil saberlo. Luego de décadas de corporativismo del viejo régimen priista, donde la corrupción se fue acendrando, hasta que hace justo 24 años un folclórico candidato -Vicente Fox Quesada- supo entusiasmar a un México entonces con una población promedio más joven que la que tiene hoy, se logró por la vía democrática sacarlo de la presidencia para despertar la esperanza de millones, para terminar decepcionando de un cambio que quedó lejos de consolidarse.

Luego, el PRI de aquellos años cayó en manos de Roberto Madrazo Pintado, quien agandalló la candidatura presidencial para sí mismo en 2006, generando una guerra intestina entre sus huestes tricolores que terminó mandándolo al tercer lugar de las preferencias electorales, detrás del ganador de esas elecciones, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Aquellos comicios del 2006 resultaron sumamente competidos entre Calderón y AMLO, tan es así que el segundo sigue arguyendo fraude. Lo cerrado de las cifras hicieron muy difícil la transición entre el presidente saliente Fox y el electo Calderón Hinojosa, quien terminó alcanzando el triunfo fundamentalmente al miedo que entonces se le infundió a un sector considerable de la sociedad mexicana sobre la condición de peligro para el país que supuestamente representaba la candidatura de López Obrador.

El desgaste, la terrible "guerra contra el narco", fueron elementos que hicieron que hace doce años el Partido Acción Nacional se fuese al tercer lugar. El PRI que supo mantener todavía en aquellos tiempos sus redes clientelares regionales y una serie de factores que favorecieron a enaltecer y posicionar la figura de en esos momentos gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. El corporativismo priista de décadas resurgió para llevarse un claro triunfo en la contienda presidencial del 2012 donde nuevamente AMLO perdió quedando en segundo lugar, aunque ahora sí con una diferencia clara que no dejaba dudas, López Obrador nuevamente alegó fraude.

Finalmente llegó el 2018 y México acudió a las urnas luego de un sexenio manchado de corrupción rapaz y por tercera vez se presentaba un candidato que sí representaba un golpe de timón. La gente votó masivamente por él y por fin Andrés Manuel López Obrador llegó al poder.

Con menos de 150 días que le quedan en la presidencia, el actual mandatario duerme tranquilo, ha logrado asegurar que su pupila Sheinbaum lo sucederá. La historia será quien dará en su momento el juicio más justo al mandato del tabasqueño. Su estilo de gobernar mesiánico, polarizador y vengativo, pero también con matices de prudencia, socialmente responsable y en algunos casos de notable dignidad en política exterior (aunque vergonzosa su postura ante dictaduras como las de Cuba, Venezuela y Nicaragua o sus guiños con totalitarios como el gobierno ruso) le harán ocupar un lugar.

En tanto, hay que aceptar para bien o para mal que Sheinbaum va a gobernar. Lo deseable es que su movimiento no logré la mayoría calificada en el Congreso. AMLO alcanzó tal poder que le permitió mostrar su faz autócrata, que por fortuna las instituciones mexicanas pudieron contener.

Por todo ello, que poco trascendente será el tercer debate, la suerte está echada. Claudia saldrá a celebrar, Xóchitl tratará de mantener la esperanza y Máynez a bailar su pegajosa canción de campaña y verá que sobras recogerá de haber sido un esquirol.

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