Óleo del encuentro entre Eneas, fundador de Roma y la reina Dido de Cártago. (AGENCIAS)
El arte ha abordado al tema del amor desde sus inicios. Se trata de un vasto abanico de perspectivas que ha mantenido vigencia en cada uno de los distintos periodos. Hablar de Eros es describir a esa deidad griega que simboliza al deseo sensual y a quien los romanos llamaron Cupido. Fue él quien en La Eneida de Virgilio influyó para que la reina Dido terminara enamorada del héroe Eneas, aunque después el destino de la gobernante de Cártago fue trágico.
Henry Purcell, el compositor inglés, escribió una ópera sobre esta historia en 1689. Rubens (1577-1640) pintó una escena de la pareja que hoy pertenece a la colección del Museo de Städel, en Fráncfort, Alemania. Se estima que Virgilio publicó La Eneida en el siglo I antes de Cristo, por encargo del emperador romano Augusto. Tres maneras, tres artes capaces de abordar la misma imagen.
Pero el amor no sólo es la pasión entre dos seres humanos, se puede tener amor a un arte, a un oficio, a la patria, a las mascotas, a la familia, a los amigos, incluso lo más importante: se puede tener amor hacia sí mismo. En este tenor y en el marco del Día de San Valentín, tres creadores laguneros conversan desde su ejercicio artístico sobre este, en ocasiones, indescriptible sentimiento.
DESDE LA LITERATURA
El escritor Saúl Rosales Carrillo recorre siglos en reversa y se estaciona en obras como La Ilíada de Homero o La Divina Comedia de Dante, para ejemplicar que la relación entre el amor y la literatura tiene vigencia desde tiempos remotos.
“Por ejemplo, Dante escribe La Divina Comedia por la motivación de su amor por Beatriz. Yo creo que es demasiado evidente la presencia de la relación amor/literatura. El amor ha sido una presencia constante y un motor muy poderosa en esta relación”.
Lector quijotesco de toda cepa, Rosales no omite el mundo de Cervantes para hacer referencia sobre este tema. Habla del amor de don Quijote por Dulcinea del Toboso, un amor platónico, pero extraordinario, mismo que ha trascendido en el llamado oficio de las letras.
“Es un amor que se conjuga con la lectura de la literatura, curiosamente. La lectura de libros donde el amor era un impulso muy importante, mueve a don Quijote a salir a buscar enmendar los entuertos del mundo, pero también para ganarse el amor de Dulcinea”.
PASIÓN MUSICAL
Por su parte, la directora de orquesta, Natalia Riazanova, brinda una perspectiva del amor más allá de la pasión romántica. Para ella, toda la música ha tratado sobre el amor: el amor a la patria, a la familia, el amor romántico o tradicional, incluso los himnos nacionales son un acto de amor del compositor hacia su lugar de nacimiento. El amor tiene su propia partitura y cada quien la interpreta a su manera, pues se trata de un tema con amplio sentido.
“Al final de cuentas, el amor es darte cuenta que algo o alguien es más importante que tú, y saber cultivarlo y cuidarlo. La música es un canalizador de este sentimiento entre el compositor y el público que escucha sus obras. Y en muchas ocasiones, el amor te hace actuar diferente a lo que pensabas. El amor es un motor que puede mover las montañas”.
En el caso del llamado amor romántico, esto no siempre es correspondido. Riazanova menciona a La La Land (2016), cinta dirigida por Damien Chazelle, cuya banda sonora es obra del compositor estadounidense Justin Hurwitz. Esta historia ambientada en el jazz es sobre un amor que fue verdadero, pero donde los amantes no permanecen juntos.
“Mucha gente confunde el amor con las pasiones y el verdadero amor es silencioso, duradero y llega inadvertido. Si no sabes distinguirlo y apreciar, a veces te percatas demasiado tarde”.
SENTIMIENTO PICTÓRICO
La artista plástica Nancy Ríos tiene una perspectiva similar. Hace unos días, en un colegio de la ciudad, impartió una plática sobre el amor al arte. La guía le comentó que un niño le había preguntado si ellos también se podían enamorar, a lo que la guía contestó que sí, pero no necesariamente de una persona, sino del mismo arte.
“Le dijo que ella conocía a alguien que estaba muy enamorada del arte y de lo que hace. Para presumirte, fui al colegio a darles una plática del amor al arte. Los niños tenían que entender por qué yo estaba enamorada del arte”.
Para Nancy Ríos, quien ha llegado a exponer sus obras en lugares como Venecia, la conexión emocional de un ser humano, el sentimiento, se plasma en el arte. Por eso les explicó a los pequeños que resulta fundamental sentir el amor por lo que uno hace, en su caso, cuando ella pinta.
Quizá el amor, en todas sus manifestaciones, es una constante búsqueda y en ello radica su magia. Hay que escribirlo, componerlo, pintarlo, esculpirlo indefinidamente. Pascal Quignard, uno de los escritores franceses más importantes del panorama contemporáneo, escribe en su última novela El amor el mar (Sexto Piso, 2023): “Hay que soñarlo. Hay que cantarlo. Ese es el trabajo del amor”.
