Este 25 de noviembre de 2024 volvimos a recordar datos crueles acerca de la violencia a las mujeres, el más llamativo y que dio la vuelta al mundo en miles de posts e historias de Instagram, es que cada diez minutos una mujer es asesinada en el mundo por su pareja o por un familiar.
En América Latina casi 60% de las mujeres víctimas de violencia son asesinadas por su pareja, de acuerdo con instituciones internacionales. Además, estamos en un punto álgido de feminicidios. En Coahuila la cifra llega a 18, superando los del año anterior. Lo más triste es que, tan sólo la semana antepasada, ocurrieron dos muertes por razones de género en el estado.
El domingo se vivió una jornada de reflexión en el anti monumento de la calzada Colón y bulevar Revolución, y el 25, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia a la Mujer, hubo conferencias en Torreón y una caminata en Gómez Palacio.
Se extrañó aquella marcha del 2020 en la que los colectivos de mujeres entonaron la letra de “El violador eres tú” en la Plaza Mayor, pero la fuerza feminista y, sobre todo, el grito de rabia y dolor se siente en el ambiente, no sólo en esta fecha, también el 8 de marzo y cada vez que las mujeres se unen para recordar y honrar a las hermanas que partieron víctimas de la violencia.
Estoy convencida que, desde la cultura, desde la actividad artística, se puede educar a una sociedad con menos índices de violencia. Que estos escenarios son los ideales para que las mujeres y niñas se sientan acompañadas, protegidas, escuchadas. Comparto dos ejemplos.
En 2022 Torreón fue sede la Muestra Nacional de Teatro organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de su Coordinación Nacional de Teatro. Fueron dos semanas de intensa actividad escénica, con talleres, charlas y mesas redondas.
Recuerdo una manifestación en la que actrices de todo el país convocaron a los grupos de madres buscadoras a realizar un performance en la Plaza Mayor, con fotografías y mantas. Si bien pudo ser una manifestación más, lo cierto es que el eco llegó a mentes de todas partes del país. El grito fue por la justicia ante las desapariciones forzadas en general, pero especialmente ante la muerte violenta de mujeres.
Muchos años atrás, a principios del 2000, me tocó participar en un performance dancístico para recordar a las muertas de Juárez, con la compañía Mezquite, danza contemporánea. En un círculo, las siluetas de mujeres iban llegando para caer repentinamente en el asfalto, muertas de miedo.
En esa época, los episodios de violencia tenían más eco en aquel estado, una zona del país en con una sociedad desarticulada, un lugar inseguro para que una mujer viva y trabaje con libertad. Pero hoy en día, estos escenarios se viven en todo el país. El eco de aquella coreografía sigue vivo.
X @Lavargasadri