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Violencia

YAMIL DARWICH

Es indiscutible que la violencia se ha ido profundizando y apoderando del mundo al transformarse en la forma rápida y eficiente de lograr objetivos, por encima de conceptualizaciones filosóficas sobre bueno y malo, centrándose en el bien particular por encima del comunitario.

Ha aumentado el deseo desorientado, promovido por el estímulo al consumismo irreflexivo, que es generado por el interés de quienes dominan y se benefician con "la rueda de la economía".

La OMS define a la violencia como el "uso intencional de la fuerza física o el poder real o como amenaza contra uno mismo, una persona, grupo o comunidad que tiene como resultado la probabilidad de daño psicológico, lesiones, la muerte, privación o mal desarrollo".

El fenómeno desde siempre ha sido medio para alcanzar, con abuso de la fuerza física, ganar poder material e influencia social; recordemos que según La Biblia, Caín mato a Abel.

Es utilizada como herramienta para dominar, desde los primeros imperios, que alcanzaron su esplendor con el uso de violencia física; ni qué escribir del medio oriente, donde aún pelean y se matan unos y otros con justificaciones ridículas; las guerras mundiales son ejemplo. Hoy en día, Rusia y Ucrania ocupan el primer plano.

La violencia genera miedo, desbordado por la agresividad de nosotros, los humanos.

En todos los casos, el poder y el dinero van alineados a la brutalidad para imponer voluntades. Nadie escapa y resaltan los líderes politiqueros y amorales del sector empresarial.

La violencia ha aumentado por razones elementales: la diferenciación entre ricos y pobres en el desarrollo social, científico y tecnológico entre los países del mundo; el incremento poblacional con todas sus consecuencias, buenas y malas; y las neo tecnologías bélicas, para agredir y matar con armas sofisticadas. Es poco denunciada la explotación de la población mundial promoviéndole el consumo irracional.

Es complicado tratar de clasificar la violencia humana, aunque existen intentos que, aún con esfuerzo, son insuficientes ante la creatividad.

Desde el punto de vista de la sociología, puede ser: familiar, escolar, laboral o de convivencia pública; de política externa: armada o de represión/abuso económico; de política interna: psicológica -miedo-; etc.

Algunos clasifican la violencia como micro sistémica -del hogar-, meso sistémica -hogar, escuela y/o trabajo- y macro sistémica -el medio social-.

La violencia puede ser física, sexual, psíquica y hasta intelectual, presentándose en todos los ambientes en que nos desempeñamos en la vida de relación; desde lo familiar, laboral, social y hasta político.

En política mundial, han utilizado la violencia emocional, promoviendo la reacción de las personas a partir del temor o miedo. En México abusan.

Somos violentos cuando utilizamos el poder de la fuerza física y/o monetaria, creando en nuestras víctimas estados emocionales con desequilibrio en su salud mental o provocándoles crisis económicas.

El resultado, con la violencia, es provocar daño a los demás, sea emocional, material, físico y hasta desequilibrio psicológico, siempre beneficiando al abusivo.

Las justificaciones son igualmente variadas, generalmente inválidas juiciosamente; desde religiosas, políticas, étnicas y hasta de identidad de género sexual.

El violento siempre buscará como justificar y satisfacer su deseo.

En México, vivimos un marcado estado de violencia que, aunque favorecido por el propio Estado, también incluye otros muchos factores que la están incrementado y, en todos los casos, participa el deseo inmoral de unos pocos intentando apoderarse de lo que es de otros.

Como causantes sobresale la mala educación, desigualdad social y el descuido en la educación integral, con la re jerarquización de los valores trascendentes, sociales y humanos. El materialismo se cuece aparte.

Hoy, como nunca, nos cuestionamos las formas de vivir, convivir y valorar nuestro actuar -en lo interno y lo social-, siempre deseando mejores condiciones para nosotros y los cercanos.

El apetito por poseer/tener es manipulado artificiosamente para lograr el consumo irracional, por encima del mismo consumidor. A nosotros nos han trasformado en una pieza del "ajedrez social de la mercadotecnia".

La violencia de los agresivos, se da cuando es favorecida la desigualdad e injusticia social, incluyendo el rechazo, creando personas emocionalmente inestables; ellos, tienen tendencia a dominar abusando de sus capacidades de fuerza física, material o intelectual.

A los violentos podemos observarles desadaptación social -leve a grave-, sentimientos de frustración, rechazo a normas y reglas sociales, bajo consciente de inteligencia y procedencia de familias altamente disfuncionales.

Así podemos entender -nunca justificar- a aquellos que practican bullying, agredir al transitar por calles, gritando y ofendiendo al no recibir la atención que creen merecer, atacando físicamente, actuar buscando dañar emocionalmente, cometer homicidio y hasta comportamientos energúmenos, como sacrificar animales irracionalmente.

La solución es difícil y lenta, basada en la educación -con análisis valoral- en casa y escuela y, desde luego, acortar las diferencias sociales y económicas; incluya el descuido malintencionado de reglamentos y normas, favoreciendo a quienes promueven consumismo. ¿Usted abusa?

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