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Vida Campirana

MARTHA LOURDES ROBLES ARELLANO

Mañana es lunes 28 de agosto y en esta fecha celebramos en México el "Día del Adulto Mayor", el cual data desde 1983 y tiene como objetivo reconocer a estas personas mayores de 65 años como un pilar fundamental en la sociedad y para quienes existen programas especiales e instituciones que velen por su bienestar, protección y seguridad considerando que son vulnerables y por tal motivo merecen cuidados y tratos especiales.

Que este día en que es celebrado el adulto mayor, sea también una fecha que nos invite a la reflexión, considerando que todos por la gracia de Dios estaremos viviendo esa etapa dorada o quizá unos ya estén en ella.

Son los Adultos Mayores cuyo trofeo ante la vida es reflejado con las arrugas y canas que simbolizan experiencia, sabiduría y valores y la sola presencia de una de estas personas nos invita al respeto y unidad. 

Son los adultos mayores o personas de la tercera edad una parte importante dentro de las familias pues son un tesoro, pues gracias a ellos pueden transmitirse entre otras muchas cosas las tradiciones, son los abuelos y las abuelas un cúmulo de ternura, bondad, paciencia, son ese aceite que logra evitar fricciones, su entereza, buen ejemplo en la familia, son dignos de admirar pues a pesar del cansancio o la enfermedad siempre están dispuestos para ayudar a quien le solicite su apoyo.

Cómo no reconocer que los mejores cuentos los recordamos de los abuelos, las delicias culinarias preparadas por la abuela aaah y ese sabio consejo hecho a tiempo cuando todo parecía oscurecer; desafortunadamente muchos adultos mayores que entregaron los mejores años a la familia y al trabajo hoy sufren la indiferencia, la apatía, incomprensión y falta de apoyo y atención por parte de las instituciones, incluso por la familia.

Es triste ver deambulando por las calles hombres y mujeres y en los asilos olvidados por sus hijos... mucho hay que hacer por ellos que todo lo han dado y merecen tener en los últimos años de vida, llevarla con dignidad y respeto, quitarles esa tristeza que muchos llevan, porque recordemos que todos en nuestro trayecto por la vida cometemos grandes o pequeños errores, pero al llegar a esta edad de oro todo debe perdonarse por el simple hecho del ejemplo, sabiduría, experiencia y amor, que hoy dentro de su vulnerabilidad encierran esta riqueza que solo dan los años vividos… Muchas Felicidades a todos los adultos en plenitud. 

A continuación y a propósito con esta fecha, la siguiente poesía.

UN POEMA SOBRE LA VEJEZ

 Por José Saramago

¿Qué cuántos años tengo? -¡Qué importa eso!

¡Tengo la edad que quiero y siento!

La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.

Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido...

Pues tengo la experiencia de los años vividos

Y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!

¡No quiero pensar en ello!

Pues unos dicen que ya soy viejo,

Y otros "que estoy en el apogeo".

Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,

Sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,

Para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos,

Rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen por qué decir: ¡Estás muy joven, no lo lograrás!...

¡Estás muy viejo, ya no podrás!...

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,

Pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños,

Se empiezan a acariciar con los dedos,

Las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor,

A veces es una loca llamarada,

Ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.

Y otras... es un remanso de paz, como el atardecer en la playa...

¿Qué cuántos años tengo?

No necesito marcarlos con un número,

Pues mis anhelos alcanzados,

Mis triunfos obtenidos,

Las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas...

¡Valen mucho más que eso!

¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!

Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.

Para seguir sin temor por el sendero,

Pues llevo conmigo la experiencia adquirida

Y la fuerza de mis anhelos

¿Qué cuántos años tengo?

¡Eso!... ¿A quién le importa?

Tengo los años necesarios para perder ya el miedo

¡Y hacer lo que quiero y siento!

Qué importa cuántos años tengo.

O cuántos espero, si con los años que tengo,

¡Aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!

¡Envejece conmigo! Lo mejor aún está por llegar.

Robert Browning (1812-1889), poeta inglés

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