Cultura

Thomas Kole

Thomas Kole, el creador de Tenochtitlan 3D

El artista neerlandés conversó en exclusiva con El Siglo de Torreón sobre su proyecto

Creador. Thomas Kole desarrolló una fascinación por la antigua capital mexica desde hace cuatro años.

Creador. Thomas Kole desarrolló una fascinación por la antigua capital mexica desde hace cuatro años.

ANA SOFÍA MENDOZA

A inicios de este mes se publicó en línea la reconstrucción másdetallada deTenochtitlan que se haya realizado hasta el momento. Se trata de un modelo 3D que reproduce la antigua capital mexica en 1518, cuando estaba en su apogeo y contaba con alrededor de 200 mil habitantes. En ese entonces probablemente era la ciudad más grande del mundo, tal vez solo superada por Pekín, en China.

El creador de esta pieza fue el neerlandés Thomas Kole, quien desarrolló una fascinación por Tenochtitlan desde hace aproximadamente cuatro años, cuando descubrió datos que lo sorprendieron de la gran urbe.

“Al periodo prehispánico no se le da mucha atención en Europa (explica el artista, quien en realidad es programador de profesión), Tenochtitlan me tomó completamente por sorpresa, así que busqué imágenes en línea, pero no pude encontrar nada que me satisficiera, así que intenté hacerlas yo mismo. Comencé a investigar y no me imaginé cuánto tiempo me tomaría. Trabajaba en ello cada vez que podía. Es un tema realmente interesante, entre más profundo vas, más te rodeas de cultura, arte, historia, política… todo tipo de temas que son superinteresantes. Una vez que te adentras no puedes salir”.

Las imágenes de la reconstrucción pueden encontrarse en el sitio web tenochtitlan. thomaskole.nl, el cual se puede consultar en inglés, español y náhuatl. Ahí es posible ver tomas panorámicas y aéreas de la gran ciudad rodeada por el lago de Texcoco. Se aprecia su cuidado trazado urbano, los canales que la atravesaban para permitir la movilidad con canoas, los barrios con sus casas, escuelas, templos y mercados, y, sobre todo, el Templo Mayor, el principal centro ceremonial mexica.

Además, para darse una mejor idea de la magnitud de la urbe, se muestran fotografías de la Ciudad de México tomadas con dron y sobrepuestas a las imágenes generadas por el artista originario de Países Bajos. Sorprende la coincidencia de las avenidas de Tenochtitlan con el centro histórico actual.

RETOS

Thomas Kole trabajó en el proyecto durante año y medio, tiempo en el que contactó a varios especialistas, la mayoría de origen mexicano, para obtener la mayor cantidad de referencias posible. Su investigación incluyó estudios académicos, un par de libros, mapas históricos, fotografías aéreas y bocetos realizados por otros estudiosos de la materia.

Su objetivo era hacer la reproducción más precisa posible, sin embargo, cuando se trata de la Historia suele haber cabos sueltos. En el caso de este modelo 3D, el creador tuvo que tomarse ciertas libertades creativas para generar un resultado completo, lo cual fue un gran reto.

“Llenar los huecos fue absolutamente difícil porque no puedes dejar nada vacío. No puedo decir ‘no conozco esta parte de la ciudad, no la haré’. No puedes hacer eso, necesitas poner algo y al hacerlo tienes que interpolar y extrapolar de lo que dicen académicos, arqueólogos, historiadores, la gente que realmente sabe de lo que están hablando. Lo que ellos habían hecho tuve que interpretarlo en algo que tuviera sentido”, refiere Kole.

Cabe mencionar que esa libertad creativa jamás fue llevada al grado de incluir algo que no estuviera fundamentado. Más bien se refiere a pulir detalles de los que solo se tiene conocimiento general. Por ejemplo, es imposible saber qué tan densas eran las áreas verdes de Tenochtitlan o conocer todos los modelos de vivienda que había en ese entonces.

Aun así, se trata de una recreación sumamente precisa, sobre todo considerando que la capital mexica en realidad está enterrada bajo los cimientos de Ciudad de México y que fue destruida en gran medida por los conquistadores españoles, incluyendo buena parte del Templo Mayor, que es de los pocos edificios que están visibles al público. Lo que se conoce al respecto es gracias a los mapas históricos y a los estudios arqueológicos que se han realizado desde los años setenta.

“Incluso si hubiera ido a Ciudad de México no hubiera habido nada, todo está destruido, excepto por los cimientos de algunas partes. Podemos sacar conclusiones de esos cimientos, pero eventualmente, como artista, tienes que empezar a llenar los vacíos”, apunta Kole, quien aun no ha tenido la oportunidad de visitar nuestro país a pesar de que su historia lo cautivó.

HERRAMIENTAS TECNOLÓGICAS

La reconstrucción de Tenochtitlan se hizo utilizando solamente software gratuito de código abierto, es decir, que cualquiera puede tomar el código con el que están programados, redistribuirlo y modificarlo para mejorar sus funciones. Para ThomasKole esto es sumamente importante porque significa que cualquier persona con acceso a una computadora “decente” podría, en teoría, concretar un proyecto de esta índole.

“Desde un punto de vista ideológico creo que es bastante bueno que la gente pueda juntarse y crear un software que sea al menos tan capaz como cualquier otro software en el mercado, así que para mí fue una opción obvia”, señala.

Respecto al valor del arte digital frente al tradicional (ese que abarca las bellas artes), Kole asegura que simplemente se trata de herramientas diferentes y que no demeritan el trabajo del creativo detrás de cada obra, pues finalmente hay una idea, una planeación y una ejecución humana en ambos casos.

Esos límites se desdibujan, sin embargo, cuando se trata de las inteligencias artificiales (IA), cuya popularidad ha aumentado a lo largo del último año por las atractivas imágenes y textos que pueden generar. Tienen, sin duda, un gran potencial para impulsar las capacidades de la humanidad, pero los límites respecto a su uso aún no son claros y eso podría jugar en contra de sectores enteros de la población. De hecho, varios profesionales creativos ya han demandado a las compañías que manejan a ciertas IA por haber tomado sus obras para copiar su estilo sin su permiso.

“Tiendo a estar del lado del artista, incluso como desarrollador de software, porque muchas de estas IA usan obras de arte creadas por personas. Se introducen a esta máquina, a este producto comercial, para que genere nuevas imágenes. Creo que es un debate que debemos tener como sociedad”.

Por otra parte, el neerlandés destaca que la innovación humana es más disruptiva y relevante que la que puede ofrecer una inteligencia artificial: “Con Midjourney o Stable Diffusion no puedes recrear Tenochtitlan porque necesitan algo como entrada de información. Tendrías que hacerlo primero para que (esas IA) lo hicieran”. Está de más decir que nadie antes de Thomas Kole había realizado algo semejante.

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