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Adultos Mayores

'Conchita' y Lucio: surge el amor en asilo de Madero

La Estancia del Adulto Mayor alberga un sinfín de historias, entre ellas una romántica

En la última etapa de su vida Conchita y Lucio encontraron el amor y dicen que se sienten felices.

En la última etapa de su vida Conchita y Lucio encontraron el amor y dicen que se sienten felices.

MARY VÁZQUEZ

Casi todas las historias de los residentes de un asilo son tristes, ya que la mayoría llegó ahí en circunstancias de abandono.

Cada uno de los adultos mayores lleva consigo los recuerdos de las distintas etapas de su vida, algunas experiencias complicadas que les ocurrieron desde la niñez; pese a ello, también destacan las historias felices, que surgen en la actualidad, como la de "Conchita" y Lucio, que en la última etapa de su vida encontraron el amor.

Ambos llegaron a la Estancia del Adulto Mayor, en Francisco I. Madero, la cual actualmente aloja a 12 personas. Algunos de los habitantes "arrastran" su soledad, ya sea porque no tuvieron hijos o porque sus familias no se responsabilizaron de su cuidado; sin embargo, dos de ellos sí son visitados por sus familiares.

Dentro de su rutina en la estancia, surgió el amor entre dos residentes: "Aquí nos conocimos y hasta ahorita (estamos) felices. Tenemos un año y medio y yo me siento muy feliz" comenta Lucio, quien fija su expresiva mirada y una gran sonrisa hacia "Conchita", al tiempo que le toma la mano.

SUS HISTORIAS

Lucio Hernández tiene 74 años y desde hace alrededor de tres años permanece en la estancia. Es originario de Tampico, Tamaulipas y llegó a Madero desde muy joven, para emplearse como jornalero en los campos de algodón, pues cuenta que sus padres se separaron y su madre tuvo que "arreglárselas" para sacar adelante a la familia. Él es el mayor de sus hermanos y comparte que desde los 16 empezó a trabajar, su primer empleo fue de payasito en un circo de renombre que llegó a la ciudad y aunque le propusieron continuar, al ser menor de edad su madre no permitió que se lo llevaran.

El señor recuerda que su madre se los trajo a "Chávez" a trabajar, pero le gustó el lugar y se quedó. Relata que toda su "raya" la entregaba a su madre para que alcanzara para que comieran él y sus hermanos.

En "la labor" se desempeñó como piscador, regador, hasta manejar el tractor; pero llegó un momento que al no conseguir trabajo en el campo, experimentó otros oficios, como la herrería, incluso llegó a "hacerla de todo en la fayuca", hasta que sufrió una embolia y al no tener un familiar quien lo cuidara, el DIF intervino y fue así como llegó al asilo.

Lucio tiene dificultad para hablar y es poca la movilidad que tiene en la mano y pierna izquierda.

Mientras narra su historia no puede evitar el llanto, al recordar la complicada niñez que tuvo, aunque luego reconoce que de adulto fue algo "alegre", debido a que tuvo varios matrimonios y asegura que "sin familia".

La señora "Conchita" tiene 78 años, es originaria de Francisco I. Madero y llegó a la Estancia del Adulto Mayor hace aproximadamente dos años y medio, ya que luego de que fallecieron sus hermanas, quedó a cargo de una sobrina, pero comenta que ella tuvo que irse a Ciudad Acuña por su madre, quien tiene más 90 años y no le fue posible hacerse cargo de las dos.

Reconoce que al principio sintió feo, pues para cualquier adulto el solo mencionar la palabra "asilo" les parece algo terrible y reconoce que cuando le dio la noticia de que la llevaría ahí se puso triste y a la vez preocupada del cómo sería vivir en ese lugar; no obstante, conforme pasaron los días y al darse cuenta que se les atiende bien, que tiene un techo, una cama y comida, además de las actividades que realizan, le ayudó para adaptarse rápidamente, sentirse acompañada y a gusto.

Menciona que se casó "mayorcita" y su esposo también ya estaba grande. Se establecieron en Ciudad Juárez, Chihuahua, procreó un hijo, pero debido a una caída a los tres meses de embarazo perdió el producto y como ambos ya estaban "de edad", no les fue posible tener más hijos.

Al fallecer su esposo se regresó a la región y se estableció en la ciudad de Torreón, pero comenta que una de sus hermanas que también vivía sola y trabajaba en la oficina de Recaudación de Rentas le pidió que se fuera con ella a Madero. Al final terminaron tres hermanas viviendo juntas, pero las otras dos se hacían cargo de la parcela que era de su padre, mientras ella se encargaba de las labores del hogar, por lo que declara que todo el día se la pasaba sola hasta que llegaban sus hermanas del rancho, platicaban un poco y ellas se iban a dormir, ya que se levantaban muy temprano.

Reconoce que aunque platicaba con sus vecinas, se sentía muy sola, pero encontró en el asilo la compañía que no tenía en la casa y ahora el amor.

"Conchita" cuenta que cuando ella llegó a la estancia, no platicaba mucho con Lucio, pues se rumoraba que ya tenía novia, pero después de algunos meses resultó que siempre no, por lo que luego empezó a acercarse a platicarle sus anécdotas y de ahí pasó al cortejo, pues le cantaba y le componía poemas.

"Él me hablaba poco y me empezó a seguir y a seguir y me dijo que yo fuera su novia porque él estaba triste, él es muy alegre usted lo verá de risueño, siempre anda a risa y risa, él se quedó solito, nos conocimos y empezamos a platicar, a mí me gustaba su modo de ser, es muy risueño y compone versos, poemas" concluyó.

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Ambos llegaron a la Estancia del Adulto Mayor, en Francisco I. Madero, la cual actualmente aloja a 12 personas.

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