EDITORIAL Caricatura Editorial Columna Astillero Sergio Sarmiento editoriales

Diálogo

Ruido

YAMIL DARWICH

Tal es el título de una película mexicana, dirigida por una joven con apellido del ambiente cinematográfico: Natalia Beristain. Trata el serio problema que representa la desaparición de personas y, particularmente la de Julia, jovencita que cometió el "grave delito" de intentar divertirse acompañada de amigas, desapareciendo sin dejar rastro.

La trama se desenvuelve en un ambiente tétrico y oscuro, entre suciedad, casas en ruinas y terrenos baldíos, agrediendo al alma de quienes han perdido a un ser querido.

Muestra la desvergüenza del personal policiaco y ministerial, quienes debieran responsabilizarse de las investigaciones: cumplir, cuidando a la ciudadana y combatir la corrupción que todo lo ensucia. En ella, nosotros participamos fortaleciéndola al mostrarnos indiferentes.

Desde luego tal afrenta a nuestra sociedad no es novedad; desde siempre ha existido el abuso al desvalido y la muerte del atacado por aquellos que sin consciencia de bueno y malo ejercen poder, sea económico y/o político/social.

Aunque oficialmente intenten eludir la verdad, las desapariciones de personas se han multiplicado, llegando a sumar 109,516 personas, únicamente en el año 2021 y el INEGI ya reportó 15,561 durante el primer trimestre de 2022.

Particularmente, nos duele la desaparición de Dayan Yamil Favela Quiñones, de 34 años de edad, lagunera de Gómez Palacio.

Consultando el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas -RNPDNO- dependiente de la Secretaría de Gobernación, reporta poco menos de 100,000, cifra que aún menor es estigma del Estado.

Las cifras de personas desaparecidas muestran que son principalmente hombres, con 81,449 en el año 2021 y en la participación de los hechos aparece importantemente la ilegalidad: narcotraficantes y delincuentes afines a tal actividad. Seguramente influyen los secuestros y la desaparición de personas "inconvenientes" para los criminales del país, con complacientes politiqueros y diferentes complicidades.

Las mujeres son secuestradas y desaparecidas por cuestiones de trata de blancas y delitos del fuero común. En el año 2021, sumando a las involucradas en ilícitos, desaparecieron 27,326; la mayor incidencia está en el rango de edades de los 15 a los 19 años. Diversas fuentes confirman el incremento en el año anterior.

En el caso de los menores, además de las desapariciones por la delincuencia en actividades de narcotráfico -vendedores, halcones, mulas y otros- interviene el deshumanizado negocio del tráfico de órganos. También se ha incrementado respecto al año anterior.

Particularmente aparecen personas con actividades relacionadas con la defensa de los derechos humanos, protestantes luchadoras contra el feminicidio y la desaparición forzada de profesionales del derecho, quienes participan en la lucha contra los delitos mencionados. Incluya a los testigos, desafortunados inconvenientes en casos de secuestro o asesinatos.

Cuando se analizan las causas del fenómeno social patológico, se encuentra la grave ineptitud de las autoridades -todos los niveles- en la contención del delito, sea por incapacidad y deficiencia profesional al aplicar procesos de investigación desordenados; la marcada negligencia; y, ante todo: la corrupción rampante.

De la corrupción ya conocemos sobradamente su profunda penetración, que se ha enraizado en nuestra sociedad; no solamente se encuentra en los encargados del poder judicial, también en el propio ejecutivo y legislativo de la Nación. Ya no nos es extraño el desafortunado dicho de "plata o plomo", que incluye a familiares de los involucrados en procesos judiciales o ilícitos.

La ineficiencia por ignorancia es otra de las causas por las que se detiene al aparato legal; unos porque no incapaces -la mayoría- y otros porque fingen desconocer o "cometen errores" permitiendo a los delincuentes evadir culpas con facilidad, -si es que tienen dinero- ganando juicios o saliendo de prisión en poco tiempo.

Las malas ejecuciones de detenciones, integración de expedientes y hasta fallos deficientes de jueces y magistrados, son repetidos argumentos para la impunidad de quienes son juzgados.

Como siempre sucede, los más sacrificados -literalmente- son los pobres, pero Usted o yo no quedamos fuera de la posibilidad de ser violentados, secuestrados o hasta asesinados y, muy probablemente tampoco nos harán justicia, a menos que pueda aplicar dinero y/o tenga "palancas".

También debo escribirle que nosotros, los simples ciudadanos, hacemos lo nuestro para que persista la grave corrupción: participamos cuando en la larga cadena del delito entregamos "cochupos" para agilizar algún trámite o lograr nos entreguen la licencia para alguna actividad cotidiana. ¿Ha dado "mordidas" a algún agente de tránsito?... ¿utilizó los servicios de algún "coyote" para agilizar un trámite? Piense en otros ejemplos.

En México, hoy como nunca, estamos invadidos por la grave enfermedad de la corrupción y, en la medida que seamos omisos en cumplir nuestra parte de la responsabilidad comunitaria o, lo peor, participemos deseducando a quienes ponemos el mal ejemplo, no solo va a propagarse -aún más- el mal de la delincuencia y las estadísticas pudieran incluirnos. Las desapariciones son ejemplo.

Al continuar con la pasividad en la influencia social, también la favorecemos.

[email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Diálogo editorial Diálogo editoriales Editorial Yamil Darwich

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2163397

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx