La galería del Centro de las Artes del Norte (CAN) se ha convertido en un paraje desértico, donde la flora y fauna endémicas de La Laguna son representadas a través de esculturas de estambre. Rowena Morales es la autora de Tierra Yerma, una exposición que, como su ficha lo dice, resuena como territorio perdido, pero también como testigo de resilencia y adaptación en condiciones extremas.
La galería del Centro de las Artes del Norte (CAN) se ha convertido en un paraje desértico, donde la flora y fauna endémicas de La Laguna son representadas a través de esculturas de estambre. Rowena Morales es la autora de Tierra Yerma, una exposición que, como su ficha lo dice, resuena como territorio perdido, pero también como testigo de resilencia y adaptación en condiciones extremas.
La artista se encuentra dentro de la arquitectura oriental de Casa La Morelos (antes Casa Tueme), donde se alberga la galería. Allí la muestra se conforma por 12 piezas, en las cuales la creadora busca dar reconocimiento a los habitantes de un sistema deteriorado donde ha vivido parte de su vida.
Dice que en 2019, tras cuarenta años fuera, regresó a Torreón. En ese momento aprendió a tejer, porque se interesó por la técnica y el material, pues todo el proceso se realiza a partir de una espiral. Rowena Morales comenzó a asistir a un grupo de tejido y al percatarse de las posibilidades, diseñó ropa, bolsas y otras cosas.
“Pero sigo sintiendo que hay como un aspecto donde me parecía que (el tejido) podría ser un medio de expresión artística, entonces empecé a explorar”.
La creadora ha tenido siempre una peculiar fascinación por los cactus y decidió emplearlos para abrir las posibilidades de su incursión por el tejido. Curiosa exploró formas, relieves, detalles y entendió cómo podía aplicar un sentido artístico a su expresión.
“Primero hacía como unas carpetitas, que son muestras que se llaman ‘cuadrados de la abuela’ y los empecé a fotografías junto con los cactus, empecé a jugar con eso. Después encontré que no, que lo que quería hacer era escultura blanda”.
Rowena Morales es una artista vidual y diseñadora de joyería con estudios en el Central School of Art and Design en Londres y en la Academia de San Carlos de Ciudad de México. Nació en Ciudad Obregón, Sonora, en 1948, pero pasó su infancia en Torreón. Su trabajo se ha expuesto en museos y galerías de México, Estados Unidos, Cuba, Francia, Islandia y Colombia.
Impresionada por las posibilidades del tejido, la escultura blanda le ha dado la posibilidad de comentar sobre la fragilidad y resistencia de la vida, de involucrarse en su espiral.
“Es muy interesante porque en realidad es un solo hilo lo que estás usando y lo estoy trabajando en espiral. Es como una línea y la redundancia de esa línea es lo que la tridimensionalidad, lo que da la forma. Entonces, de alguna manera, es como un dibujo, una línea de lápiz que vas organizando, para que tome una forma, que sea tridimensional, que se convierta en objeto”.
Morales habla de ejercitar la mirada, de aprender a observar más que a ver. Eso le sucedió en su retorno a La Laguna, aprendió a ver el desierto en la profundidad del paisaje, el sinsentido de la vegetación y la fauna. Sorprendida por la naturaleza, se armonizó con su entorno.
“Y toda esta cuestión seca que no ves que haya vida, lo ves todo como poco fértil, pero esa es una primera mirada. Cuando tú observas, no solo miras, sino que observas, con una mirada más cuidadosa y sutil, entonces te das cuenta de que hay una vida tremenda”.
Entre las esculturas de tejido que componen a Tierra Yerma es posible apreciar flores de cactus, biznagas, suculentas, crisálidas, serpientes, enredaderas, espinas, plagas, etcétera. La artista no copia los elementos de la naturaleza, sino que los introyecta y trata de hacer una reinterpretación.
“Creo que eso es lo que pasa con el desierto, que a primera vista no ves nada, no es como en el trópico, que la naturaleza te salta, se te echa encima y es una belleza. Pero este es otro tipo de belleza que debes explorar de una forma más atenta y delicada”.
