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CLAUDIO MARTÍNEZ

Horacio Piña narró su actuación en el Clásico de Otoño 1973: “Participé en dos juegos, el primero fue en Oakland, me dieron un infield hit, Sal Bando me dijo que dejara la pelota, pero no pudo sacar al corredor en primera; al segundo bateador le di un pelotazo y el tercero sacó un podrido atrás de segunda base. El otro juego fue en Shea Stadium, ahí lancé tres entradas y no me anotaron carrera, aunque sí me dieron algunos hits, recuerdo que hubo un out en home”.

Piña dijo que nada se compara a ser campeón de una Serie Mundial, y él lo consiguió junto a figuras como Rollie Fingers, Jim “Catfish” Hunter, Vida Blue, John “Blue Moon” Odom, Ken Holtzman, Bert Campaneris, Bill North, Joe Rudi, Reggie Jackson, Sal Bando, Jim Tanace, Billy Conigliaro, Ray Fosse, Dick Green y Dal Maxvill. Como mánager de aquellos Atléticos de Oakland en 1973, estaba Dick Williams, al que Piña recordó de buena manera:

“Era un hombre muy exigente, pero te dejaba hacer tu trabajo, si hacías lo que te pedía no había problemas, pero si no lo hacías, entonces se tornaba agresivo; en una ocasión cuando le lanzaba a Brooks Robinson, Dick Williams me dijo que no le tirara cambio de velocidad, que le lanzara rectas pegadas; le tiré un cambio y me dio jonrón, cuando me sacó del juego me dijo que me esperaba en su oficina, al término del partido fui con él y me llamó la atención muy fuerte; ahí estaban Reggie Jackson y Jim Hunter, que eran los representantes de los jugadores, y me defendieron, le pidieron que ya se tranquilizara, que había cometido un error como cualquiera lo puede cometer; nunca más tuve un problema con él”.

Pero si DickWilliams era un hombre muy especial, también lo era el excéntrico Charles O’Finley, el propietario de los Atléticos de Oakland, y sobre aquel personaje Horacio Piña recuerda:

“Las veces que lo traté se comportó muy bien conmigo, cuando jugábamos en Chicago, O’Finley ahí tenía su rancho, e íbamos de paseo, a mí me gustaban mucho los caballos y la pasábamos bien; era un gran personaje y siempre tuve una muy buena relación con él”. De grandes estrellas del beisbol como los que tenía de compañeros, “El Ejote” recuerda: “Todos eran grandes compañeros y buenas personas, eran estrellas de Grandes Ligas, pero siempre se comportaron a la altura, los recuerdos son muy bonitos y aunque hace ya 50 años son cosas que nunca voy a olvidar”.

Siempre hay un amigo o compañero especial, a quien se recuerda con afecto, y en el caso de Horacio Piña, ese personaje es Paul Lindblad, un lanzador zurdo, al que Piña García se refiere así: “Fuimos compañeros en Washington y juntos pasamos a Texas, éramos “roomies”, pero después de cinco años en ligas mayores, todo jugador tiene una habitación para él solo en las giras, Paul y yo dijimos que nos dejaran como estábamos, pero nos respondieron que tendríamos una habitación para cada uno”. También recordó Horacio Piña a Jack Sanford:

“Estuvimos en Cleveland, él era el coach de pitcheo y corrigió mi manera de revirar, decía que mi movimiento era lento, ahí estaba Luis Tiant y me dijo que me fijara cómo él reviraba, en la habitación del hotel siempre había un gran espejo, ahí practicaba yo mis reviradas”.

Horacio recordó cómo fue su llegada al beisbol de Estados Unidos: “Tengo que agradecer a José Luis “Chito” García, y al cubano Regino Otero, ambos fueron importantes para mi llegada a aquel beisbol; fue en 1968, yo deserté de los Tomateros de Culiacán y Juan Manuel Ley se molestó mucho conmigo, pero eso me sirvió porque llegué bien descansado, primero estuve en Reno, Nevada, después en Portland, Oregon y después subí a los Indios de Cleveland, ahí era relevo largo, corto y todo lo que el mánager me pedía”.

El paso de los años hizo que Piña regresara a México: “En el Unión Laguna no me quisieron, pero mi amigo “La Chota” Robles era el batboy, y me dijo que en Rieleros había oportunidad, sin pensarlo me fui para Aguascalientes”.

Piña dijo que hay varios mexicanos que han participado en la Serie Mundial, pero otros se quedaron muy cerca; “En aquel 1973 jugamos con Oakland la serie por el campeonato de la Liga Americana contra los Orioles de Baltimore, ahí estaban Sergio “Kalimán” Robles y Elord Hendricks, que se había hecho en la Liga Mexicana, ganamos la serie de campeonato y fuimos a la Serie Mundial, Sergio Robles se quedó muy cerca de conseguirlo”. Hasta la fecha Horacio es un hombre feliz, con orgullo luce su anillo como campeón de la Serie Mundial de 1973 y vive con su familia y rodeado de muchos amigos. Mencionó a los hermanos Ayup, a Mario Flores, “El Zurdo” Lastra, “Pegaduro” Rodríguez, “Zurdo” Contreras, Sebastián Rosales, “Perico” González y Hermanos Ornelas, “Para todos mi eterno agradecimiento”.

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