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YAMIL DARWICH

Recordemos: a la muerte de Benito Juárez en 1872, la silla presidencial es ocupada por el entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia, Sebastián Lerdo de Tejada, electo para el período 1873-1876.

De inmediato, Porfirio Díaz, entonces reconocido por sus éxitos militares, mostró su desacuerdo y se apoderó de la Presidencia durante 37 años, con 7 diferentes reelecciones, manipulando los procesos electorales gracias a las reformas constitucionales de 1887.

Dicen que "el poder corrompe y el mucho poder corrompe mucho", caso de Porfirio, quien, hasta la fecha, genera discusiones entre historiadores y pensadores.

Los detractores, denuncian los crímenes cometidos durante el porfiriato con compadrazgos abusivos, irrespeto a la ley, etc.; quienes reconocen aciertos enumeran logros, como iniciar la industrialización de México, la construcción del ferrocarril y puertos marítimos. Diferendos para otro Diálogo.

El empobrecimiento de los mexicanos y los constantes abusos de autoridad padecidos, exigieron un cambio que se buscó a través de la Revolución Mexicana.

En medio de la inconformidad, Madero lanza su "Plan de San Luis" -octubre 1910- rechazando la reelección, fijando para el día 20 de noviembre un levantamiento general.

Puebla y Chihuahua son los primeros en apoyarlo, aunque vale la pena mencionar que algunos conocedores de la historia de Gómez Palacio, aseguran que la primera asonada fue en esa ciudad, una noche antes, aunque sofocada en pocas horas. Tema para la Dirección de Cultura de la ciudad, que, de lograr documentarla representaría una gran aportación a la grandeza de la historia de La Laguna.

El 21 de mayo de 1911, se firma en "Convenio de Ciudad Juárez"; Porfirio Díaz, renuncia y abandona al país el 7 de junio y Francisco I. Madero hace su entrada triunfal a la Ciudad de México, siendo electo presidente en octubre y tomando posesión en noviembre.

Madero, había recibido una nación en plena oligarquía, con unos pocos terratenientes, políticos, industriales y miembros del clero asfixiando al resto de los mexicanos; los ciudadanos únicamente recibían esperanzadoras promesas de cambio social.

Los poderes judicial y legislativo, ocupados por porfiristas; el Ejército Mexicano, dirigido por oficiales que administraban o deseaban poder y gobernadores impuestos por el propio dictador, un escenario harto desesperanzador, que presentaba barreras políticas, de poder y fuerza, difíciles de superar. ¿Cómo ahora?

Por otra parte, los revolucionarios exigían el cambio prometido, generándose inconformidad por la inacción, lo que llevó a la reactivación de la guerra civil: en el sur, Emiliano Zapata, demandaba los derechos agrarios del campesinado mexicano y en el norte, Pascual Orozco, lanzaba el Plan de Chihuahua -25 marzo 1912- exigiendo el cumplimiento de las promesas de justicia social.

Las consecuencias de la inestabilidad nacional provocarían eventos dolorosos, como la Decena Trágica y, en medio de la vorágine asesinatos, sobresaliendo los de Francisco I. Madero y Pino Suárez, su vicepresidente, a quienes les aplicaron la ley fuga.

Victoriano Huerta, vencedor de la Batalla de Bachimba -4 de julio de 1912- en la que sofocó a la insurrección de Pascual Orozco, tomó el poder por medio de un golpe de estado -19 de febrero de 1913- luego de ordenar el asesinato del presidente Madero y su vicepresidente.

A la indignación nacional se suma Ignacio L. Pesqueira, gobernador de Sonora -5 de marzo 1913- desconociendo a Huerta, nombrando como su jefe de guerra a Álvaro Obregón; en Coahuila se rebela Venustiano Carranza -26 marzo 1913- y lanza el Plan de Guadalupe, asumiendo el cargo de primer jefe del Ejército Constitucionalista. Luego, Victoriano Huerta, renunciaría y abandonaría el país -15 de julio 1914-.

Después vendrían tiempos de violencia desmedida en la que revolucionarios, reaccionarios y defensores de la libertad y la democracia pagarían con su vida el intento de construir un mejor futuro para México.

Hasta entrados los años veinte del siglo anterior amainó la violencia, en un período llamado posrevolucionario que, con traspiés, aparentaba establecer la democracia; desde el caudillismo nacional al partido dictatorial, luego el intento de organización política plagada de voracidad, deshonestidad y corrupción, hasta los tiempos actuales, estando amenazados con los intentos de establecer una dictadura populista.

En el camino se escribirían biografías y recuerdos de héroes y villanos según el pedido de los vencedores, atribuyendo virtudes y enunciando defectos de los contrincantes, deformando la verdad histórica.

Debo escribir que hoy día, encabezados por el Colegio de México, verdaderos historiadores de carrera empiezan a descubrir veracidades de nuestra historia, derribando mitos, favoreciendo la "verdad nacional". Le recomiendo su Historia de México.

Las preguntas que debemos hacernos son: ¿cuánto hemos avanzado?; ¿qué hemos cambiado?, porque el esfuerzo de aquellos mexicanos que buscaban crear las bases de un mejor país no debe ser desperdiciado.

La respuesta está en la responsabilidad de nosotros, identificando y defendiendo el verdadero interés nacional, renunciando a la comodidad y confort que hayamos alcanzado, o… ¿qué piensa?

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