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HIGINO ESPARZA RAMÍREZ

Como una aguda crítica a los políticos es este texto que Higinio escribió en 2017; desde entonces poco o nada ha cambiado la actitud de quienes aspiran a ocupar un cargo político o sindical: servirse a manos llenas a costa de los impuestos de los ciudadanos y de las cuotas sindicales. Por su trabajo conoció a diversos líderes de sindicatos priístas, todos ellos cortados con la misma tijera: longevos, bribones y prepotentes. Y aunque el PRI se desvanece, una buena parte de aquellas prácticas se mantiene, así lo atestiguó el autor de esta columna (HAEN).

FICCIONES Y VACILADAS

Por Higinio Esparza Ramírez

Me gustaría ser líder sindical, de esos que duran décadas y décadas usurpando las cuotas de los trabajadores; lucir relojes costosos, automóviles de lujo, residencias, yates anclados en el golfo de México y una ostentosa cadena de oro con dijes y centenarios colgando del cuello, ya sea a camisa abierta o sobre el traje que simula educación y cultura.

Nunca pensaría en la muerte, una posibilidad remota, dado que los líderes envejecen hasta convertirse en momias como el malogrado Fidel Velázquez; reacios al trabajo, pues a partir de que se apropian de la representación sindical -el ex petrolero Deschamp y la Gordillo son ejemplos de riqueza explicable (las cuotas sindicales no lo olviden)-, ya no vuelven a laborar por el resto de sus vidas. Pura buena vida, dinero y paseos.

Como quiero vivir más años de los que tengo asignados, me agradaría igualmente ser un político del PRI para convertirme en dinosaurio, siempre pegado a la ubre presupuestal por muy baja (de bajeza) que se encuentre.

O bien, candidato de la oposición -¿oposición a qué?, me pregunto- ¿A políticos que ostentan el poder con las mismas prácticas y saqueos del dinero público que hipócritamente repudio, ya que también me beneficiaría con las derramas gubernamentales lustro tras lustro, sin sudores ni trabajo, igualito que los de adentro, sean del PRI, PAN, PRD, Morena, Verde y asociados?

La vida en ese sentido es cómoda y ostentosa, todo lo que hacen los supuestos rivales ¿vivales?-del gobierno en turno, es únicamente para arrancarle tajadas millonarias al dinero de los impuestos o de los sobornos en caso extremo. Todo lo que hacen es salir en la televisión, recorrer de gorra todo el país y viajar al Vaticano y EUA cuando les plazca, gastos pagados naturalmente por el erario público vía partidos políticos.

Me anima la posibilidad de convertirme en candidato sempiterno a la presidencia de la República pues ya no sufriré estrecheces económicas, diez, quince o 20 años, según mis caprichos que bien interpretados tiran a la holgazanería.

Aclaro también que no me quitaría el sueño no llegar a presidente de México, pues si no he alcanzado "la madre de todos los cargos políticos" sexenio tras sexenio, es porque simplemente una inmensa mayoría de connacionales no me quieren por antipático. Allá ellos, mientras mis prebendas no se esfumen.

Alcanzar una gubernatura tampoco entra en mis proyectos, pues ya sea más temprano que tarde, me caerán con las manos en el dinero de las contribuciones y participaciones federales y tendría que sufrir gozando en los edenes que ofrece el mundo a los corruptos de todo género: Holanda, Francia, Londres, EUA, Argentina, Guatemala y los canales de Venecia, para lo cual tendría que hacer prácticas de canotaje y cantar "Cielito lindo" remo en ristre en las góndolas del alejado paraíso italiano antes de que aparezca la "chota".

Diputado mucho menos, porque estos hombres y mujeres -Carmelita Salinas es el mejor ejemplo-, se la pasan siempre sentados y dormitando, una inmovilidad que atrofia el cuerpo menos las manos levantan dedos para justificar los jugosos cheques que reciben por concepto de dietas.

La "aviaduría" sindical ha sido otro de mis anhelos porque cobrar quincenas sin trabajar se ajusta a mis aspiraciones. En mis tiempos el hábito se ejercía en forma alegre en el sindicato de trabajadores de la educación y seguramente hasta cobraría tres sueldos por otras tantas plantas imaginarias, pero ya no tengo influencias sea o no maestro evaluado, esto último resultaría secundario. ¿Qué más quiero? ¡Ah sí! Una secretaría vigilante de la función pública tolerante y cómplice de la corrupción oficial o ya de perdido una pensión de la Comisión Federal de Electricidad o las subvenciones millonarias que reciben de por vida los ex presidentes de la República guaruras incluidos para que me lleven el baño.

Dormir y dormir, soñar y soñar… la forma más divertida para sacarle la vuelta a la dura realidad de la vida.

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Escrito en: Recuento Higino Esparza Ramírez

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