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Piropos

YAMIL DARWICH

Los piropos, que nuestros abuelos consideraban gracejos -gracia y simpatía que tiene una persona al hablar- referidos a reconocer públicamente la belleza y/o inteligencia de alguna persona, ahora son delito.

Ciertamente que existen expresiones groseras de los vulgares, quienes deben ser reprimidos y castigados; sin embargo, el comentario gracioso que se tomaba como halago, que hacía reír a nuestros mayores y representaban reconocimiento a su buena presencia, ahora lo han "incluido en el paquete".

Le escribo algunos del pasado, dedicados a las mujeres: "si fueras mi luna, dejaría la tierra y viviría contigo por siempre"; "si Dios existe, eres su mejor creación"; "ni el mejor repostero hubiese hecho semejante dulce".

Existen otros muchos que, siendo populares, simples y cortos, ahora son declarados ofensivos: ¡Adiós guapo (a)! o el clásico chiflido, reconocimiento hecho en público al encontrarse dos personas conocidas, ahora son delito.

Existen para hombres -¡sorpréndanse las radicales!-: "Si la vida fuera una partida de ajedrez, tu serías mi rey"; "Eres como los vinos: cuanto más maduran, mejores son"; "Si Cristóbal Colón te viera, diría: ¡Santa María, qué pinta tiene ese niño!".

La lista es grande y ningún homenajeado llegó a sentirse ofendido, aunque no pocos se ruborizaban al escucharlos.

La ONU, define al acoso sexual callejero: "son comentarios, gestos y acciones no deseadas, realizadas por la fuerza a una persona desconocida en un lugar público y sin su consentimiento". En México, agregamos la palabra piropo y las penas pueden ser multas económicas, arresto hasta por 36 horas, amonestaciones verbales o por escrito y trabajo comunitario.

Es indiscutible el derecho de las personas a ser respetadas y, el insulto -no piropo, concepto diferente- debe erradicarse, aunque con la confusión del significado de las palabras, ahora tenemos expresiones causantes de penalidad gracias al extremismo. Usted no puede saludar reconociendo apariencia: ¡Qué bonita te ves!, ¡qué guapo (a)!

Desde el medioevo se utiliza el lenguaje para expresar admiración -"piropear"-, caso de: "Ella se va, sintiéndose alabada, benignamente de humildad vestida; pareciera del cielo haber venido a mostrar un milagro aquí en la Tierra". Por este decir, Dante Alighieri , sería penalizado.

"Duda que son de fuego las estrellas, duda si al Sol el movimiento falta, duda lo cierto, admite lo dudoso; pero no dudes de mi amor las ansias." Con tal piropo, escrito en "Hamlet", Shakespeare, podría ser detenido.

Quevedo (1580-1645), también es culpable cuando elogia la boca de una mujer llamándola 'tugurio de piropos'; además, definía la sonrisa femenina como un 'relámpago de nieve entre rubíes'. ¡Acosador!

El propio Corominas: Pues lléguese la mañana/ con sus perlas y sus astros/ a sus dos labios que allá/ se lo dirán en pyropos.

Quise escribirle sobre el piropo invitándole a reflexionarlo como ejemplo del radicalismo al que estamos siendo inducidos; me niego a aceptar sea parte de la evolución natural de la humanidad y pienso que nos van llevando a perder identidad étnica y distanciamiento entre los sexos.

De hecho, ahora podemos hablar de múltiples identidades sexuales y todas ellas se refieren a los gustos preferenciales; de principio no es malo, sin embargo, son manipuladas para generar sentimientos de encono y confrontar a minorías contra mayorías sociales.

Todo lo anterior, sugiere el avance del intento morboso de cambiar sustancialmente las reglas de nuestra relación social latina, orientándola al distanciamiento de hombres y mujeres.

La moda tiende a favorecer intereses políticos apoyando a grupos minoritarios y/o avanzar en el camino de la promoción de la individualidad desamparada. Recuerde el principio de "separar y distanciar para mejor controlar", de utilidad para la mercadotecnia y vender más, además del beneficio que ofrece a la politiquería inmoral.

Los expertos del lenguaje han denunciado otras barbaridades: "señores y señoras"; "ellos y ellas", "niños y niñas", degeneración promovida por politiqueros, buscando la simpatía a costa de agredir reglas de la lengua española.

La academia sanciona: "Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos (…) La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones".

En México, tal bobera se popularizó ante la influencia del populachero y ciertamente pintoresco Vicente Fox, expresidente de México, perseguidor de popularidad y simpatía. Él, en su discurso, diferenciaba entre hombres y mujeres, niños y niñas.

Son tonteras que, ante el discurso del ignorante, ofrecen un lugar preferente a personajes deficientes en el manejo del lenguaje.

Algunos generadores de opinión las adoptan como moda, agrediendo al idioma español. Ignorancia.

¿Acepta defender y preservar nuestra lengua?

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