El pasado día del presente mes se publicó una nota en EL SIGLO que recogía una declaración de Jesús de la Garza Acosta, director del Instituto Municipal de Planeación y Competitividad de Torreón (Implan).
En ella, De la Garza Acosta señalaba, según sus palabras, que se proyecta un crecimiento agresivo para Torreón y la Zona Metropolitana de La Laguna a causa del nearshoring, que a la par debe ir acompañado de una mayor eficiencia en el nivel de los servicios que requiere la ciudadanía
Explicó que para tener éxito y aprovechar el fenómeno, deben contemplarse tres ejes principales: la seguridad, movilidad y desarrollo económico. Expuso que se han estipulado cinco programas en los que se avoca el Implan con acciones directas, que son las vertientes de zonas industriales, servicios compartidos y corporativos, smart city (digitalización), movilidad y temas ecológicos para la contención de contaminantes, que implicarían el comenzar a realizar mediciones más efectivas y de mayor calidad para las emisiones que se detecten.
El crecimiento que tiene la región Lagunera impacta directamente en esta situación, de ahí que la planeación es a mediano y largo plazo, dijo.
Parece que los buenos tiempos seguirán en La Laguna, incluso de ambos lados del Nazas. En estos últimos días del gobierno del ingeniero Miguel Ángel Riquelme Solís se ha dado a conocer inauguraciones de importantes parques industriales para dar hospedaje a empresas de calado con capital internacional, así como anuncios de corporaciones que deciden instalarse en la Comarca Lagunera de Coahuila; por fortuna por la parte correspondiente de Durango ya empiezan a fluir las inversiones.
El nearshoring es una oportunidad que depende de nosotros mismos para aprovecharla. Coahuila desde antes lo había hecho, y por muchos años la mayor atracción de capitales industriales extrajeron han recalado en la región Sureste del Estado. Cuando esta parte del territorio coahuilense comenzó a saturarse --y al presentarse el fenómeno del nearshoring--, ahora La Laguna se está beneficiando, de igual manera la región Norte.
Sin embargo, es vital marcar el rumbo armonioso de desarrollo estatal en sus cinco regiones. Tiempo atrás el Sureste ha estado en jauja; ahora la Norte y La Laguna están siendo abandonados, en cambio la Centro junto a la Carbonífera están sufriendo y mucho.
La dependencia económica que esas regiones del Estado desarrollaron de Altos Hornos de México es ahora su mayor lastre, al precipitarse el paro de operaciones de la acerera, que, además de colapsar el ciclo económico de Monclova, Frontera y demás municipios de esa demarcación, arrastra también a la Carbonífera que deja de proveer hulla, su principal producto. Los afecta sensiblemente también a esa parte de Coahuila.
A estas alturas, es innegable que el expresidente de AHMSA, Alonso Ancira, ha actuado si no dolorosamente, si culposamente en el quebranto de esa empresa insignia de los monclovenses. Igualmente, el gobierno federal más allá de las presuntas trapacerías que se cometieron en la administración del propio Ancira, se ha comportado alejado y hasta cruel a una situación que ha generado una crisis en amplios sectores sociales de esta parte geográfica coahuilense.
Ojalá que, con la llegada de un nuevo gobernador, sea condición para que el presidente López Obrador trate distinto el problema de AHMSA. Igual las elecciones federales propician ese clima o quizá sea hasta el 1 de octubre de 2024 cuando haya relevo presidencial que las cosas para Monclova cambien, y entonces el desarrollo se vuelva armonizar en todo Coahuila. No hay que permitir perder la oportunidad de ello.
