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El nerviosismo en las mascotas

M.V.Z. FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

Cuando hablamos de perros nerviosos debemos distinguir entre animales sobreexcitables y animales activos. Algunas razas caninas son muy sensibles, es el caso del Doberman, en el que es preciso una estricta selección para que no aparezcan líneas de cría tímidas o agresivas por miedo. La mayoría de los estándares raciales proscriben la timidez y el nerviosismo como factores muy negativos en la integración social del perro. En algunas razas de compañía de poca talla la timidez se ha conservado porque su inmediata reacción, la agresividad por miedo, era entendida como un acto gracioso o a lo más grotesco del perro, sin implicar peligro social.

Hemos de tener claro que ninguna raza canina debe ser nerviosa, el nerviosismo es un defecto que inhabilita al perro para el trabajo, sea cual sea este, la compañía, la guardia y protección, la caza o el pastoreo. Detrás de una línea de sangre de perros nerviosos hay siempre una mala selección racial, un error humano. En la naturaleza los animales nerviosos no existen, son eliminados por la propia selección natural.

No debemos confundir el perro activo con el perro nervioso, el primero es el animal que por su constitución física está capacitado para efectuar acciones donde se precisa velocidad, agilidad, rapidez de reflejos, por ejemplo los galgos, los podencos, los terrier; los segundos son animales con un cierto desequilibrio emocional, impresionables, emotivos, que se alteran con suma facilidad ante estímulos insignificantes, por ejemplo, ese perro que se asusta de los bultos imprecisos en la noche o que ladra mecánicamente ante cualquier estímulo sonoro.

Síntomas del perro nervioso:

• Falta de atención: perros desatentos que tienen dificultad para concentrarse en una tarea.

• Hiperactividad: siempre están en movimiento.

• Impulsividad: parecen incapaces de controlar sus reacciones. No todos los perros que tienen estos comportamientos sufren este trastorno. El mismo a veces aparece acompañado de otros problemas.

• Trastorno en el aprendizaje.

• Trastorno oposicional desafiante (reaccionan agresivamente).

• Ansiedad.

• Depresión.

¿Cómo convivir con el perro hiperactivo? No existe un método único que sea mejor que otro para educar a un perro hiperactivo. La mejor guía siempre será la observación. Solo recordar que la mejor forma de construir ese equilibrio perdido del perro hiperactivo será reconociendo sus aspectos positivos y premiándolos. La mejor recompensa que recibirá el perro de sus amos, será su misma reacción positiva.

Cualquier perro puede ser hiperactivo, pero generalmente los más jóvenes están repletos de energía, todo el tiempo desean jugar y el propietario debe poner a su disposición elementos de diversión adecuados para que la convivencia no se convierta en una verdadera tortura para ambos.

Recuerde: “ No existen malos perros, sino malos amos”. [email protected]

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