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RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

El año 2024 será decisivo; crucial en la historia de la política mexicana. Los mexicanos iremos a las urnas para elegir al presidente de la República; a 300 diputados federales de mayoría relativa y 200 de representación proporcional o plurinominales, 128 senadores de la República: 64 de mayoría, 32 de primera minoría y 32 de representación proporcional.

Estas dos últimas categorías, no se justifican: hablaremos en otro Panorama sobre este tema. Es decir, el próximo año renovaremos el poder ejecutivo y el poder legislativo federal.

Es incuestionable que será una elección muy competitiva, y aguerrida, agregaríamos. Esto ya se ha dicho muchas veces, pero no está de más que lo mencionemos nuevamente, porque debe quedar muy claro que lo importante y trascendente es que estaremos frente a la disyuntiva de reforzar la endeble democracia que tenemos o volver a prácticas contrarias a ella que consideramos deben irse ya definitivamente.  

No se trata simplemente de elegir a personas que propuestas por los partidos políticos tengan vicios y virtudes, méritos y defectos. Los electores den estar muy atentos a la hora de emitir su voto. 

Morena y sus aliados es la organización política que ya perfiló a cuatro de sus cuadros -Claudia, Marcelo, Ricardo y Augusto- las "corcholatas", de donde saldrá el elegido por el dueño del partido y titular del Poder Ejecutivo Federal para ser postulado como su candidato.

Estos cuatro personajes son miembros del gabinete presidencial, funcionarios públicos que dependen directamente del presidente de la República, quien los designó en uso de sus facultades constitucionales, es verdad, pero en la práctica son incondicionales de quien hoy tiene el poder; el candidato o candidata de Morena, será designado por el presidente, por más que él diga y repita que apoyará a quien mejor salga en las encuestas.

El favorecido por el "dedazo" presidencial, contará con el apoyo político y económico del presidente, tendrá recursos materiales, humanos y financieros para desarrollar una campaña intensa a lo largo y ancho del territorio nacional. Habrá dinero para la compra de votos y de voluntades. El favorecido o beneficiario de la decisión lopezobradorista, cometería un error de graves consecuencias políticas si piensa que a la sombra del caudillo tiene asegurado el triunfo; ninguno de los destapados tiene el perfil y las características del jefe.

Tendrá que trabajar duro para crear su propia imagen e imponer su estilo, pues una cosa hay que reconocer:  AMLO obtuvo un triunfo contundente con una votación abrumadora, pero su índice de popularidad y de aceptación social no es el mismo que tenía hace cuatro años y medio.

Por lo que respecta a los otros partido, tal parece que siguen trabajando en la implementación de selección de su candidato, pues no dan señas de nada. PRI, PAN y PRD no determinan aun si van en coalición o cada uno por su lado, lo cual, de darse, facilitaría el camino al partido del presidente. Y el tiempo se les acaba.

Ante este panorama, se milite o no en un partido político, sino como ciudadanos los mexicanos debemos hacer un ejercicio responsable para elaborar una imaginaria relación de cuestiones prioritarias que deben formar parte de un programa de gobierno, y en función de ellas decidir nuestras preferencias electorales de acuerdo con las propuestas que los partidos y sus candidatos hagan.

Sólo de manera enunciativa, no limitativa, y no necesariamente en ese orden, las prioridades que deben ser atendidas por candidatos y partidos, son las siguientes:

1.- Una efectiva campaña contra la inseguridad pública que ataque de raíz el problema y acabe con la terrible psicosis que vive la población mexicana;2.- Una auténtica transformación del sistema educativo que termine con rezagos y deficiencias;3.- Programa de lucha frontal contra la pobreza, el atraso y la marginación;4.- Fortalecimiento de la planta productiva para la generación de empleos;5.- Cambio del modelo económico neoliberal porque ha probado ya su ineficacia;6.- Incremento real del salario y consolidación de su poder adquisitivo; 7.- Amplio programa de salud pública, elevando su calidad y una efectiva protección del medio ambiente;8.- Garantizar un país de leyes y de justicia que nos permita vivir en un auténtico estado de derecho;9.- Promoción de programas de vivienda, servicios públicos e infraestructura que se reflejen en una mejor calidad de vida;10.- Fortalecimiento del federalismo mediante la consolidación de las finanzas públicas de estados y municipios, y operación de un efectivo programa de desarrollo regional.

Estos son sólo diez temas de una larguísima relación de cuestiones que a los mexicanos interesan y preocupan. Se espera que los candidatos los tomen en cuenta y presenten propuestas con la intención de "llegarle al electorado y así ganar su voto. Esta sería, desde nuestro punto de vista, una buena estrategia de campaña política si se quiere obtener el voto popular. Y más barata. Digo...

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Escrito en: Raúl Muñoz de León Panorama

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