
(ESPECIAL)
Las generaciones anteriores crecieron en un medio en que la poesía no era algo lejano y ajeno sino formaba parte natural de la vida. Canciones de cuna, adivinanzas, recitaciones, epigramas, lectura en voz alta estaban en el trasfondo de la vida cotidiana. Los medios electrónicos, que han acercado a millones de formas de arte antes vedadas para la mayoría, han reducido por contraste el público natural de los poetas. Sin embargo, la poesía debe estar de nuevo al alcance de las niñas, los niños y los jóvenes porque es la mejor manera de dominar su lengua materna y, por tanto, adquirir un pensamiento claro y libre. Julio Trujillo, un poeta que es joven también, eligió de entre los libros de José Emilio Pacheco publicados por Era estas páginas para que los nuevos lectores y lectoras empiecen a disfrutar de la poesía, una afición que, adquirida a tiempo, nos acompañará a lo largo de toda la existencia.
Sobre el autor
José Emilio Pacheco (Ciudad de México, 1939-2014) empezó su trabajo al lado de Carlos Monsiváis y Sergio Pitol en las revistas Estaciones y Medio Siglo. A los diecinueve años publicó sus primeros cuentos en el libro La sangre de Medusa, al que siguieron El viento distante y El principio del placer. A su novela Morirás lejos la sucedió otra de muy distinta índole: la magistral novela corta Las batallas en el desierto.
Su obra poética, iniciada con Los elementos de la noche y El reposo del fuego, se mantuvo a lo largo de medio siglo e incluye No me preguntes cómo pasa el tiempo, Irás y no volverás, Islas a la deriva, Desde entonces, Los trabajos del mar, Miro la Tierra, Ciudad de la memoria, El silencio de la Luna, La arena errante, Siglo pasado, La edad de las tinieblas y Como la lluvia, todos publicados en Ediciones Era, y reunidos en el volumen Tarde o temprano (Poemas 1958-2009).