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Música en un suspiro

Música en un suspiro

La escuela de Mannheim

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

La historia nos señala que Alemania estuvo conformada básicamente por estados libres e independientes, cuyo soberano era un príncipe elector. Y era elector porque cada uno de ellos tenía la facultad de votar para elegir al emperador.

En 1720, debido a la desintegración de las orquestas de los electorados de Innsbruck y Düseldorf, muchos músicos migraron a Mannheim. Para 1723, la orquesta del Electorado de Mannheim se consolidó y constituyó como la mejor orquesta de Europa. Como fue el producto de la desintegración de varias orquestas y de migraciones de músicos de todas partes, fue también la primera orquesta europea literalmente.

Era una orquesta gigante para la época con casi 60 músicos, precursora directa de la orquesta filarmónica. Se decía que la orquesta de Mannheim era como un ejército formado no por soldados, sino por puros generales, pues cada atril era ocupado por virtuosos que podían ser solistas en cualquier parte de Europa.

Si ello es ya digno de mención, sorprendería más aún saber que entre sus filas también se encontraban compositores que nutrían los programas de conciertos de la orquesta. Entre ellos se encontraban: Franz Xaver Richter, Ignaz Holzbauer, Franz Ignaz Beck, Innocenz Danzi, Anton Filz y Johann Wendling. Su punto de mayor desarrollo lo encontró bajo la dirección de Johann Stamitz, compositor y músico virtuoso, que no sólo era violinista, sino que podía tocar brillantemente la viola, el cello y el contrabajo.

Ahora bien, por qué es importante la Escuela de Mannheim en la historia de la música. En primer lugar, la Orquesta de Mannheim logró generar las condiciones para poder presentarse en salas de conciertos donde la gente pagaba por escuchar música, es decir, se inició el negocio de la música. Por primera vez en la historia, la música orquestal salía del ámbito de la realeza. En segundo lugar, se establecen las bases para la construcción de una sinfonía. El mismo Stamitz extendería la estructura sinfónica, añadiendo a los hasta entonces tres movimientos, Allegro, Andante y Allegro, un cuarto movimiento, Minueto, justo después del Adagio.

La sinfonía clásica había nacido. La orquesta de Mannheim prácticamente elimina el bajo continuo, independizando la sección de cuerdas y dejando a los alientos la parte armónica: Oboes, fagots, flautas, corno francés y trompeta. Además, se integraba por primera vez un instrumento muy especial que estaba logrando ya su madurez: el clarinete, con lo que se logró un color orquestal jamás escuchado en la historia.

La música dejaba de ser plana, pues crónicas de la época señalan que el público se volvía loco al escuchar los famosos crescendos. La orquesta podía susurrar, gritar acelerarse y alentarse. El barroco quedaba atrás y el clasicismo tocaba la puerta. Pero lo más interesante es que la Escuela de Mannheim no sólo fue la puerta por donde entró el clasicismo, sino que muchos de sus integrantes sembraron también las semillas del Romanticismo al haber sido partícipes del movimiento Sturm Und Drang, filosofía que puso los sentimientos por encima de la razón. La Escuela de Mannheim, una revolución de forma y fondo en el desarrollo de la música. Música en un suspiro.

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