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Música en un suspiro

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CAMILLE SAINT-SAËNS… EL CARNAVAL DE LOS ANIMALES

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

Saint-Saëns inicia sus estudios de piano a la edad de 3 años, de composición a los 7, época en la que ya incursionaba en recitales públicos tocando Bach, Handel y Mozart. Fue el único niño prodigio capaz de ser comparado con el mismísimo Mozart.

Saint-Saëns era un gran músico que gustaba ver la realdad no sólo a través de sus ojos, sino a través de la astronomía, las matemáticas, la filosofía y hasta la mística de tradiciones antiguas. Su creatividad lo llevó al extremo de tratar de retratar los animales con música…, Tal es su carnaval de los Animales del año 1886.

Es en verdad una fiesta zoológica como un divertimento en el que aprovechó para jugarle bromas pesadas a otros compositores contemporáneos a él. Tal era la ruptura de esta obra, que él mismo, por temor a la crítica, no soportó presentarla en vida, a excepción del Cisne, que había sido un regalo sorpresa para su amigo chelista Charles Lebouc. El Carnaval de los Animales se daría a conocer al gran público después de su muerte. Se trata de una Suite de 14 piezas inspiradas en 13 animales para 12 instrumentos: flauta traversa, piccolo, clarinete, celesta, xilo´fono, dos pianos, dos violines, viola, violoncello y contrabajo.

La introducción nos hace imaginar un desfile inaugural donde marchan leones, gallinas, tortugas, canguros y burros. Inmediatamente viene la marcha del león entre los dos pianos. Dicha pieza hace énfasis en los los staccatos, los movimientos son lineales, angulares y definidos. Después vendrían las gallinas y los gallos con sus claros y enfáticos Kikiriki, para inmediatamente dar paso a los hemiones o asnos salvajes en una desenfrenada carrera protagonizada por los pianos, todo ello en Do menor.

La elegancia de Saint-Saëns nos lleva ahora a presenciar un típico can-can, pero como es bailado por tortugas, este es se baila muuuuy lentamente. Hace después su aparición el contrabajo que retrata al elefante bailando un vals con movimientos que conjugan un tierno fluir con la energía vital de los staccatos en el piano.

En un ambiente de movimientos repetitivos y con el apoyo del xilófono entre saltando por aquí y por allá, “el canguro”. Los peces son dibujados con movimientos líricos, de calma y libre fluir. Con pianos, cuerdas, una flauta y xilófono, Saint-Saens crea donde se dibujan movimientos líricos, de calma y de libre fluir. Es de hecho una melodía misteriosa, representando a peces varios dentro de un acuario. Aunque no está escrito, se piensa que la sección de “Personajes con largas orejas”, es decir de los burros va dirigida a los críticos musicales…, de la misma manera, el rebuzno aquí es evidente. Desde el fondo del espeso bosque se deja escuchar elegantemente el sabio Cucú.

De los pianistas se mofa, pues los considera una especie rara, pero más que reconocer su virtuosismo, los pone a hacer escalas como estudiantes principiantes. Alos fósiles también los invitaal carnaval. Para ello se vale de motivos de su propia “Danza Macabra”, Au clair de la lune, J’ai du bon tabac y Ah! vous dirai-je, Maman y hasta unos compases del aria Una voce poco fa del El barbero de Sevilla de Rossini. Ya para terminar, el cello dibuja el tranquilo vaivén del cisne, en un ambiente de plenitud y belleza absoluta.

Solo resta el final. Se levantan egregios los pianos cual volcanes en erupción para anunciar el final de carnaval para pasar revista a todos los animales convocados. La obra fue escrita para ser representada en el marco de las celebraciones del Carnaval de París de 1886. Tal era su incertidumbre que en esa ocasión , Camille Saint-Saëns asistió disfrazado para no ser víctima de burlas y rechazos.

Irónicamente después de fallecido, esta sería una de sus obras más icónicas y trascendentales. ¡Que comience la fiesta! Afinada está la orquesta, los animales olvidan su naturaleza... Dejan atrás su astucia y su fiereza, Su riqueza y su pobreza. ¡¡¡Todos a bailar !!! La potranca y el burro... «un bourrée» El piojo y la araña... «una tarantela» La allemanda, para el tigre y la gacela. ¿Y la sarabanda? Esa se la dejamos al panda. De alegría y armonía, la naturaleza tiene ahora sementales, en esto que es el Carnaval de los animales... en un suspiro

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