EDITORIAL Caricatura Editorial Columna Astillero Sergio Sarmiento editoriales

Diálogo

'Mostros'

YAMIL DARWICH

Con la conquista del espacio llegaron los extraterrestres, habiendo quienes aseguran son reales; otros, afirman encontrar evidencias en la Biblia y la NASA publica videos y derriba… ¿globos? Dialoguemos sobre el tema:

Todos tememos a lo desconocido; a los clásicos "mostros" -no monstruos, correctamente escrito- quienes hacen estragos en los sueños de niños, provocando desvelo de padres y miedos entre algunos adultos.

La oscuridad es ideal para alimentar el temor a lo desconocido, seguramente por limitar a nuestros sentidos corporales.

Interesante estudiar la mitología de esos seres que siempre nos han acompañado: desde los cavernarios, con sus temores a cuerpos celestes, eventos meteorológicos y animales con quienes convivían; hasta nuestro demonio: con patas, cola y cuernos de chivo, herencia judaica.

La creencia de la existencia de animales monstruosos en bosques y valles europeos sigue presente, incluso tropicalizados a nuestro cultura: allá: un peludo Yeti, enorme, con apariencia de cavernario y pelambre blanco; en América: Pie Grande, merodeando las montañas.

En el medioevo, las gárgolas, monstruos mitológicos de fachadas de templos y palacios, drenando agua de techos, espantando a demonios y transeúntes; también recordemos los íconos y coronas vegetales protectores contra embrujos.

En latinoamerica tenemos los nuestros: el demonio, de riguroso traje negro de charro o la mujer que llora por sus hijos; ante lo reducido de nuestros bosques, tememos al Nahual, quien mora en cuevas de ríos y lagos, presto para ahogar a incautos. Ese malvado apetece niños pequeños.

En todos los casos quedan las enseñanzas moralizantes, orientadas a defender los usos y costumbres de cada etnia, generalmente recordando el castigo eterno, casos de la llorona o la cadavérica novia lagunera, que espanta a trasnochados por lujuriosos.

Recuerde a los demonios que invitan a codiciosos atrevidos a desenterrar tesoros.

Nuestras fantasías no tienen desperdicio.

La interconexión mundial dio pie a compartir creencias y monstruos que, desde luego, deben adaptarse a cada cultura: los finales del XVIII y principios del XIX, nos dejaron a Drácula, derivado de la historia del príncipe rumano Vlad Tepes, que acostumbraba empalar enemigos -ignorando la historia romántica-, vampiro nacionalizado mexicano, interpretado por el gran actor Germán Robles, el mejor de todos; Frankenstein, de Mary Shelley, confeccionado con varios cuerpos.

Todos, comercialmente aprovechados en series americanas, divirtiendo a niños y erotizando adolescentes. ¿Y cómo no?

Las brujas tienen un especial toque nacional: transformadas en lechuzas acechan en las noches, encaramadas en los árboles; las norteamericanas viajan en escobas y las europeas son magníficas alquimistas. Las nuestras evidencian la pobreza.

Nuestros muertos prehispánicos -Ixpuxtequi o cara rota y La Espaldilla, mujer demonio- aún asustan en las zonas indígenas.

De la época colonial persisten espantos de ambos sexos, pecadores en vida que continúan apareciéndose como muertos descarnados que sufren eterno castigo por pecaminosos -Inolvidables las revistas de Boris Karloff-.

El Siglo, tiene en su acervo dos libros con "Historias y Leyendas Laguneras", muestras de lo nuestro. Recomendados para dialogar.

Con la tecnología, los monstruos evolucionaron; ahora se valen de vehículos motorizados, hasta aeroespaciales, desplazando a los rechinantes carretones de la muerte arrastrados por mulas huesudas.

Personajes superdotados nos defienden combatiéndolos; son héroes poderosos: Superman o Batman sin olvidar a Dick Tracy o Fantomas, personaje culto y machista de viejas tiras cómicas. ¿Los recuerda?

A los marineros antiguos los amenazaban serpientes de mar y peces prehistóricos que les motivaban a comportarse con rectitud.

Del presente: Kenneth Arnold, piloto privado, serio y respetado, en 1947, aseguró haber volado junto a nueve naves "como bumerang"; declaró: "se deslizaban como platos sobre el agua" y los periodistas los bautizaron: Platillos Voladores.

Los marcianos y venusinos fueron puestos de moda por Orson Welles, narrando radiofónicamente la invasión, provocando temor y pánico… ¡hasta suicidios!; luego, los científicos negaron posibilidades de vida en otros planetas de nuestro sistema solar, así que la imaginaria viajó a las estrellas; las preferidas: Orión, Alfa Centauri o las Pléyades.

El fenómeno tomó nuevo impulso, cuando la Marina de Estados Unidos, mostró videos de ovnis videograbados por pilotos confirmando su autenticidad, incluyendo diálogos. ¿Armas secretas? Revise https://www.eluniversal.com.mx/mundo/nave-nodriza-extraterrestre-estaria-enviando-minisondas-la-tierra-sugiere-documento-del-pentagono

Existen miles de denuncias y ahora el Pentágono y Congreso Norteamericano, temerosos, inician ataques aéreos contra globos no identificados, alimentando posturas de creyentes.

En cualquier caso, participan nuestros temores a lo desconocido y la necesidad de encontrar respuestas; es el subconsciente que brota nutriendo la imaginación de algunos; que emerge creando historias emocionantes. Carl Jung -1959- publicó un libro sobre el tema.

Hoy día existen monstruos reales acechándonos: maníacos, esquizofrénicos, asesinos en serie, acaparadores, monopolizadores, ladrones y esclavizadores; entre ellos, peligrosos politiqueros y empresarios desalmados, dominándonos con abuso criminal. ¿Pudieran clasificarse "mostros de almas perdidas"?

Le ratifico que es mejor "tener más miedo a los vivos que a los muertos"… aunque… ¿sería mejor cuidarnos?

Disfrute de la mitología y si conoce historias de miedo, compártalas en familia.

[email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Diálogo editorial Diálogo editoriales Editorial Yamil Darwich

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2179806

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx